Y UN DÍA, ANDREA VOLVIÓ. CAPÍTULO 2
Cerró los ojos y contó hasta diez antes de irse de allí. Se dirigió hacia la iglesia y notó que se estaba dando misa. Había muchos autos afuera, lo cual llamó su atención. A esa hora no iba mucha gente a escuchar misa. De pronto, escuchó un coro entonar la famosa aria “aleluya” de Georg Friedrich Häendel antes de que la gente empezara a salir. Una multitud se congregó en la salida, todos de traje y elegantes vestidos, arreglados para una ocasión muy especial. Claramente se trataba de un casamiento. Los dos niños, que venían demasiado calmados, comenzaron a quejarse de que tenían hambre. Al ver salir a los novios, Andrea quedó boquiabierta y fuera de sí. No podía concebir a Gladys vestida de blanco y luciendo como una reina con su flamante esposo, Rafael, uno de los últimos títeres que tuvo y que además tuvo el tupé de cambiarla por la que en ese momento se convertía en su esposa. Demasiados cachetazos estaba recibiendo y muy fuer...