EL INTERROGATORIO A FOFFETI Mazzuchelli decidió dar el paso que aún le faltaba, y que no era, por cierto, menor: interrogar al Embajador Foffeti. Este le concedió la audiencia, pero no en el Ministerio, sino en la leonera de divorciado que tenía en la calle Talcahuano al norte, desde hacía cerca de un año. En ese ambiente, que tantas muestras daba de la condición internacional y sofisticada de su dueño, el Escribiente Mayor se sintió cohibido. En Foffeti, en cambio, otro sentimiento predominaba: el de terror. Se estaba temiendo ésto, como vimos, desde el principio, pero el tiempo transcurrido había comenzado a mitigar algo sus temores. Tal vez la Policía no lo relacionaba con el crimen, tal vez las cosas no iban a pasar tan mal como lo presintió aquella vez en Ezeiza, cuando se enteró del percance de Vegas. Se sentaron en dos buenos sillones, uno enfrente y a escasa distancia del otro, ya que en la leonera t