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Mostrando entradas de noviembre, 2021

CESKO ARGENTINSKY, CAPÍTULO 5

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            Salieron del bar luego de varias horas. Siguieron caminando por la ciudad hasta que se hizo de noche. Ambos estaban distendidos, aliviados, contentos de haberse encontrado. Al hacerse muy tarde, Pedro acompañó a Lenka a su albergue. No pudo ingresar, había pasado la hora del toque de queda. Se dirigieron a la casa de Pedro. Al entrar, él le ofreció tomar algo y continuar la charla. Ésta duró poco. Los veinte años se habían borrado y resurgió la pasión que había quedado en Buenos Aires. Sintieron ese mismo fuego de la primera vez, de la semana de viaje de egresados, de los momentos que pasaban en el albergue transitorio que frecuentaban luego de ver triunfar a River los domingos. Ambos se sentían liberados, cómodos y habiendo encontrado a la persona ideal.           Amanecieron juntos en la cama, abrazados y acurrucados. Permanecieron allí largo rato. Conversaban mucho, se detenían para besarse, acariciarse y hacer el amor hasta cansarse.           Lenka se quedó algo má

EL MAESTRO MERECÍA OTRO FINAL

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      Una era de quince años terminó como no debía. Una etapa muy exitosa en mucho tiempo, en donde la selección uruguaya volvió a tutearse entre los grandes, recuperando un lugar que jamás debió perder. Corría el año 2006 y la "Celeste" había quedado afuera del Mundial en un repechaje ante Australia. El combinado oriental faltaba a su tercera cita de las últimas cuatro y la gloria del 30, 50 más las dos medallas doradas en los Juegos Olímpicos quedaban cada vez más lejos. En ese entonces, la Asociación Uruguaya de Fútbol acudió a un viejo conocido, no solamente por haberse sentado en el banco de suplentes y haber obtenido una Copa América en 1987, sino por su probada capacidad y trayectoria. Campeón de la Copa Libertadores con Peñarol, del torneo Apertura argentino con Boca Juniors, tras 11 años de sequía, el "Maestro" Oscar Washington Tabárez se mostraba como el hombre capacitado para despertar a Uruguay. Para eso, debía lograr convertir a las grandes individualid

CESKO ARGENTINSKY, CAPÍTULO 4

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            Salieron desde la Puerta de Alcalá y caminaron hasta el bar más cercano. Pidieron un café, se sentaron y comenzaron a conversar. Sentían que en ese momento, el tiempo se había detenido. No tenían prisa por hacer nada. Las obligaciones o la necesidad de replanteos habían quedado atrás.           “Te digo la verdad, comenzó Pedro, y sin ánimos de exagerar, esto es lo mejor que me pudo haber pasado en los últimos años. - Debo coincidir. Después de tantas amarguras, por fin una buena. - Contame de vos. ¿Te casaste? - Sí, pero estoy en un momento de crisis. Creo que cuando vuelva a Praga, mi matrimonio se termina. - El mío terminó hace unos días. - ¿Cuánto tiempo estuviste casado? - Cinco años. - ¿Qué pasó? Si se puede preguntar. - Sí, claro. Al año y medio que nos casamos, el diario me mandó como corresponsal a Madrid. Ella trabajaba en una radio como locutora y quedamos en que se iba a quedar en Buenos Aires un tiempo más a cumplir su contrato. Después result

CESKO ARGENTINSKY, CAPÍTULO 3

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            Después de largas, ruidosas y agitadas horas, el micro llegaba a Bariloche. Al abrirse la puerta, una manada de adolescentes bajaba velozmente para comenzar a disfrutar de la nieve, el paisaje, las noches de discoteca, la diversión sin límites que todo viaje de egresados propone. Los últimos en hacerlo fueron dos jóvenes enamorados y acaramelados, cuyos ritmos y pulsaciones eran mucho más lentas que las de sus compañeros. “Apúrense, que no salen en la foto”, escuchaban de alguna voz excitada.           Pedro y Lenka no se separaban ni un segundo, caminaban abrazados o tomados de la mano. Disfrutaban de un noviazgo largo y, para ese entonces, consolidado. Compartían alegrías, tristezas, salidas individuales y grupales.           Esa semana fue inolvidable para ellos. Esquiaron, bailaron, hicieron excursiones, bajaron las montañas en trineo, compartieron largas horas de diversión y pasión. Sabían que meses más tardes, la separación era inminente y disfrutaban de todo el t

CESKO ARGENTINSKY, CAPÍTULO 2

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            “¡Lenka! ¡Lenka! ¿Dónde estás? Cada vez que la necesito, desaparece”, gritaba Michal por todos los rincones de la casa. Hacía el recorrido del hogar repetidas veces, la respuesta no llegaba. Bajó a la vereda y preguntó a los vecinos por ella. Hasta que volvió al edificio y tomó la correspondencia. Subió con los sobres que miró de reojo hasta llegar al último. Este no era ni una cuenta, ni un citatorio, sino una carta personal. Sacó la hoja y leyó:   “Michal,   Te escribo esta carta porque cuesta mucho comunicarme contigo. Siento que no puedo hablar, siempre estás de mal humor, regañándome, maltratándome. No compartimos nada, nos hemos estancado y desde hace un tiempo estamos cada vez más lejos. Estoy ahogada y necesito encontrarme conmigo misma. Me voy de viaje por unos días, aún no sé dónde. No te preocupes por Ivan, lo dejé en casa de mis padres y se quedará allí. Creo que él también necesita distanciarse de nosotros, está sufriendo mucho y esto no es justo, no qu