A CONFESIÓN DE PARTE, CAPÍTULO 5
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Ese silencio dice más que si me hubieras
respondido, hija mía.
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Tengo miedo de responderle.
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Porque, en el fondo, no soportás que se
haya quedado con Alicia. Lo tomás como una derrota. Como lo de Esteban.
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Pero a Esteban lo dejé yo.
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Y te hubiera gustado dejarlo en su
situación actual y no cuando era simplemente… Esteban. ¿O me equivoco?
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Y…
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Que vos tengas miedo me sorprende. Y
también es gratificante saber que tenés ese sentimiento. Significa que estás
viva, hija mía.
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Es que es tanto más fácil no tener que
sentirlo.
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Así es, querida. Pero dentro de esas venas
corre sangre y todo ser humano tiene un límite. Vos a lo que le tenés miedo es
a tu límite. ¿Por qué? Porque nunca lo habías visto antes. Ahora que lo tenés
ahí, te asusta. Y eso es bueno.
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¿Y quién dijo que yo quería tener ese
límite?
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Que lo quieras o no, lo tenés. Todos lo
tenemos. El tema es que, a vos, nadie te lo había marcado. Tuviste que vivir
situaciones muy desagradables para que los veas. Todo el mundo tiene un límite.
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Pero a mí no me gusta tener un límite.
Hubiera querido morirme sin conocerlo.
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¿Sabés lo que te pasa, hija mía? Estás
dejando atrás una etapa de tu vida.
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Puede ser. Aunque no la termino de cerrar.
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Nadie dijo que fuese fácil.
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Será que no quiero hacerlo realmente.
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Tenés un angelito de un lado que te dice
algo y un demonio que te insiste por lo contrario. Siempre es muy tentador lo
que te ofrece el demonio.
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Y se ve que todavía gana. Después de todo
eso que me pasó, reincidí.
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Me lo imaginé.
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Encontré un tipo… demasiado tranquilo.
Tanto que me exaspera.
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¿Y entonces para qué te enganchaste con
él?
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Lo tenía de backup.
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¿Cómo es eso?
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Salía con él, pero buscaba a otro. Un
sustituto de Esteban.
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Ah. Por tu tono de decepción, intuyo que
no encontraste a otro.
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Haber estado detenida e involucrada con un
caso de asesinato no ayuda mucho. Es el repelente que tengo puesto.
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A este muchacho se ve que no le importaba.
Entonces vos le importabas.
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Sí…
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Claramente a vos no.
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Para peor…
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¿Qué pasó esta vez?
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Me dejó plantada por…
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Uy, ese tono de derrota total puede ser
equivalente a que el tipo se haya ido con Gladys”.
Esa última frase fue el tiro de gracia. Andrea estaba completamente descolocada. Rendida ante la perspicacia del sacerdote, dejó pasar unos segundos antes de estallar en llantos. “Si hubiese sido con otra – dijo mientras sollozaba – creo que hasta no me importaría. ¡Pero con Gladys!
Continuará...
El Puma
Gracias!
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