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CESKO ARGENTINSKY, CAPÍTULO 12

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            Pedro sabía lo que debía hacer, pero ignoraba cómo. No tenía pruebas evidentes para incriminar a Michal más que esa imagen repetida en su mente una y otra vez. Deseaba más que cualquier cosa desenmascararlo frente a Lenka y quedarse con ella. La llamó por teléfono y la citó para almorzar. Se encontraron en el centro de la ciudad, cerca de la Plaza San Venceslao.           Llegaron puntuales a la cita. “Te ves cansado, arrancó Lenka. -          No pude dormir, tuve una mala noche. -          ¿Por qué? -          Me costó conciliar el sueño. Vos, ¿qué hiciste? -          Yo terminé tarde de trabajar y me quedé durmiendo en casa de mis padres. -          ¿Y con quién dejaste a Michal? -          Con una enfermera. -          ¿Volviste a tu casa hoy? -          Aún no. -          ¿Hablaste para ver cómo estaba todo? -          Sí, me dijo la enfermera que estuvo todo tranquilo. -          ¿Te contó del espectáculo de Michal con una bailarina? -        

CESKO ARGENTINSKY, CAPÍTULO 11

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            Las noches de Pedro eran, por demás, solitarias. Llegaba lo más tarde posible de trabajar, pues ese silencio que sentía ni bien cerraba la puerta de su habitación era letal.           No soportaba más la situación. La semana terminaba y el viernes luego de cenar, decidió salir a un bar o a perderse por la Ciudad Vieja. Caminó por la orilla del río Moldava hasta llegar al Puente Carlos. Cruzó muy lentamente y deteniéndose luego de avanzar unos para mirar el río y las luces de Praga. Derivó en Mala Strana, en una pequeña calle llena de bares y clubes nocturnos. Al azar, eligió uno para sentarse a tomar unos tragos. Al ingresar, notó que tenía una mesa redonda individual en el fondo del salón. Se acomodó, pidió una cerveza y observaba el lugar.           Por el ambiente y el escenario, se dio cuenta de que habría un espectáculo y su curiosidad pudo más. El bar se fue llenando poco a poco, ya comenzaban a escasear los lugares. De pronto, Pedro notó la presencia de dos hombr

CESKO ARGENTINSKY, CAPÍTULO 10

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            “¡Lenka! ¡Lenka! ¡Necesito que me lleves al baño!”, gritaba Michal desaforado desde la cama. No recibía respuestas, por lo que insistió. “¡De prisa mujer!” Al minuto, ella apareció. “¿No podías hacer más rápido? - Disculpa, estaba en el baño. - Claro, las damas primero, sin considerar que el infeliz no puede moverse por sí sólo. Tu egoísmo es más fuerte que todo. - Ya te estoy ayudando. - ¿Qué quieres, que moje la cama como los niños? – subía el tono de voz y hablaba como si ella no hubiese respondido – Siempre lo mismo. - Pero… - No puedo creer que llevo todo este tiempo casado contigo. ¿Qué clase de venda me puse? - Michal, yo… - Nunca imaginé que podía tener al lado a una mujer tan fría, distante y desconsiderada. - ¡Ya basta! – contrarrestó con un grito – Aquí estoy para ayudarte. ¿Vas a ir al baño o qué? ¿Vas a seguir insultándome? ¿Sabés qué? Moja la cama, no me interesa. Cuando cambies de humor llámame”.           Encaró hacia la puerta del dormit

CESKO ARGENTINSKY, CAPÍTULO 9

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            Cuando regresó a trabajar, su ánimo estaba por el suelo. Sentía que, una vez más, se le escapaba la posibilidad de ser feliz. Si bien sabía que ella lo amaba, la enfermedad de Michal se había convertido en un obstáculo importante. “¿Cuánto tiempo tendré que esperar? ¿Y si no pasa nunca? ¿Y si esto reaviva la llama y el matrimonio se reconstruye? No puedo, tampoco, estar deseando que se muera, pero hasta que eso no pase, no podemos estar juntos. ¿Y si queda mal y heredo los problemas? Basta Pedro, no podés estar así como un loco, no sos vos, no te reconozco”, se decía una y otra vez. Necesitaba despejarse y olvidar.           A los pocos días, Lenka volvía a acompañar a su esposo al hospital. Los aguardaba el médico y su diagnóstico. “Me temo que las noticias son muy malas. Por favor, siéntense – les ordenó –. - ¿Qué pasa ahora? – comenzó Michal. - El tumor extirpado es maligno y ya debe haber hecho metástasis. Me temo que le quedan pocas semanas de vida. - ¿Está seg

ATENAS Y EL DOLOR DE YA NO SER

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    "Chupe, chupe, chupe, no deje de chupar, Atenas es lo más grande del básquet nacional", entonaban furiosos los hinchas que colmaban el polideportivo Carlos Cerruti de la ciudad de Córdoba ante cada título obtenido por uno de los clubes fundadores históricos de la Liga Nacional de Básquet. Era habitual ver a los jugadores del conjunto cordobés, treparse a los aros y cortar las redes con tijeras tras la obtención de un nuevo título. Grandes equipos y grandes jugadores desfilaron por la institución "griega". Desde Marcelo Milanesio, siguiendo con Héctor "Pichi" Campana, Leandro Palladino, Fabricio Oberto, Diego Osella, entre tantos otros. Los inolvidables duelos con Ferro Carril Oeste (otro de los "padres fundadores" de la Liga), con Independiente de General Pico, con Peñarol de Mar del Plata u Olimpia de Venado Tuerto.      Siempre llegando a las instancias decisivas y acostumbrados a eso tenía este equipo a los aficionados de básquet. Pero des

CESKO ARGENTINSKY, CAPÍTULO 8

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            Pedro estaba expectante. Deseaba estar con Lenka cuanto antes. Se vieron algunos fines de semana posteriores a su encuentro en Madrid y habían quedado en verse en Praga. Consiguió que el diario lo enviara a la capital checa para hacer algunas notas y crónicas sobre la ciudad. No veía la hora de llegar. Salió temprano a Barajas, tomó un café, embarcó y salió. Hizo escala en Zurich por poco tiempo y llegó al destino final después del mediodía. Ella lo esperaba en el aeropuerto, ya le había contado a su novio sobre las últimas noticias y ya le había explicado que no podrá alojarlo por el delicado estado de su salud de Michal.           Esa tarde lo operaban. Ella lo acompañó y esperó afuera. El médico le aconsejó que diera una vuelta y volviera a las dos horas. Mientras tanto fue a ver a Pedro. Estuvieron juntos todo el tiempo que duró la cirugía y, a pesar de que ella no quiso, él la acompañó al hospital. Lenka entró. En la puerta de la habitación estaba el médico esperándo

CESKO ARGENTINSKY, CAPÍTULO 7

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            Los días siguientes fueron tranquilos para Lenka. No pasaba por su casa y estaba más tiempo con su hijo. Michal, por su parte, parecía no reaccionar, como si el golpe recibido hubiese sido letal. Salía todo el tiempo, caminaba, permanecía todo el día afuera.           Cuando ella decidió volver, él no estaba. Creyó que se había marchado, pero al llegar al dormitorio encontró sus cosas allí. Enfureció, pensaba en llamar a la fuerza pública y en el momento de tomar el teléfono, su esposo entró. “Creí haberte dicho que te fueras en una semana”, comenzó firme. “Lo siento, tuve unos días complicados”, respondió con un tono tan suave que la tomó por sorpresa. “Tengo que ir al hospital – continuó – me hice unos análisis y hoy me dan los resultados. - ¿Por qué te los hiciste ahora y no antes como te sugerí? - Es cierto, siempre tuviste razón. Me venía sintiendo mal hace varias semanas y decidí no posponerlo más. Ahora voy a que me den los resultados. Me gustaría que vengas co