CESKO ARGENTINSKY, CAPÍTULO 8
Pedro estaba expectante. Deseaba estar
con Lenka cuanto antes. Se vieron algunos fines de semana posteriores a su
encuentro en Madrid y habían quedado en verse en Praga. Consiguió que el diario
lo enviara a la capital checa para hacer algunas notas y crónicas sobre la
ciudad. No veía la hora de llegar. Salió temprano a Barajas, tomó un café,
embarcó y salió. Hizo escala en Zurich por poco tiempo y llegó al destino final
después del mediodía. Ella lo esperaba en el aeropuerto, ya le había contado a
su novio sobre las últimas noticias y ya le había explicado que no podrá
alojarlo por el delicado estado de su salud de Michal.
Esa tarde lo operaban. Ella lo
acompañó y esperó afuera. El médico le aconsejó que diera una vuelta y volviera
a las dos horas. Mientras tanto fue a ver a Pedro. Estuvieron juntos todo el
tiempo que duró la cirugía y, a pesar de que ella no quiso, él la acompañó al
hospital. Lenka entró. En la puerta de la habitación estaba el médico
esperándola. Antes de entrar, preguntó: ¿Cómo salió todo doctor?
-
Temo que no lo bien que esperábamos. Le quitamos el tumor, lo analizaremos en
los próximos días y sabremos si es benigno o maligno. Pero lo que temíamos se
cumplió, no podrá caminar. Extirpando el tumor, se afectaron varios nervios y
por ende quedó inmovilizado.
-
¿Puedo verlo?
-
Está dormido. Yo le sugeriría que no lo despierte y que regrese mañana a
retirarlo”.
Regresó a su casa acongojada y
acompañada de Pedro, que la abrazaba y consolaba. Permaneció junto a ella toda
la noche. Por la madrugada, regresó a su hotel para luego ir a trabajar. Le
costó hacerlo, sólo pensaba en Lenka. Al mediodía, se dirigió al hospital pero
quedó a metros de la puerta, de donde vio salir a Michal en una silla de ruedas
junto a ella y el médico. No se mostró, observó
la situación, miró fijo a los tres y se marchó.
Continuará...
El Puma
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