Comenzó en ese momento una luna de miel de ensueño y, a su vez, muy intensa. Por un lado, su intimidad y felicidad, por el otro la cantidad muy numerosa de niños y adolescentes que vivían allí. Encontraban el equilibrio para ambas cosas. Las preocupaciones, los interrogantes, el temor a represalias de Tiburcio habían desaparecido. Decidieron no casarse. No era necesario un papel, había demasiada historia entre ambos. Se compraron unos terrenos para construir tanto para vivienda propia como para hacer negocios inmobiliarios. Estaban todo el tiempo juntos, inseparables como en la época universitaria. No tardó mucho Mónica en quedar embarazada. Los meses siguientes fueron duros para ella. Sentía muchas náuseas y dolores corporales muy fuertes. Él, preocupado por la frecuencia de esos malestares, decidió acompañarla al médico. Mónica pidió entrar sola para que la vean, no acostumbraba a tener a alguien al lado frente a un doctor. La visita los tranquilizó en ese momento, sin embargo, l
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