RAMÓN DÍAZ DERROTÓ A RABAH MADJER
Corría el verano de 1988 y el
calciomercato – mercado de pases en el fútbol italiano – estaba al rojo vivo.
Milan venía de arrebatarle a Napoli el título, impidiéndole el doblete,
Juventus estaba en transición, Napoli seguía creciendo de la mano de Maradona y
Antonio Careca, sumándosele la llegada de Alemao. Algunos medios hablaban de
crisis en el club del sur de Italia, ya que, según ellos, Maradona deseaba la
llegada de Sergio Batista y no del brasileño. La temporada demostró que, lejos
de ser un factor negativo, todo era una cortina de humo sensacionalista. Inter
venía de una temporada decepcionante, con una levantada hacia el final,
logrando la clasificación a la Copa U.E.F.A (hoy U.E.F.A. Europa League) en las
últimas dos fechas. El equipo milanés se debía una buena temporada, más por el
título obtenido por su eterno rival. El “nerazzurro” había apostado fuerte,
tras vender a Vincenzo Scifo, el retiro de Daniel Passarella (quien terminaría
jugando en River un año más) y compró a los alemanes Andreas Brehme y Lothar
Matthaeus, figuras de Bayern Munich, a Nicola Berti, volante de Fiorentina con
nivel de selección y a Alessandro Bianchi, todos jugadores que fueron
titulares. Faltaba el centrodelantero. Se había marchado el histórico
Alessandro Altobelli y hacía falta un nombre de peso para acompañar a Aldo
Serena en la delantera.
El primer atacante que fueron a buscar
y estuvieron a punto de adquirir, era el argelino Rabah Madjer, figura del
Porto campeón de Europa un año antes y de su selección nacional, destacándose en
los mundiales de 1982 y 1986, bautizado en ese entonces como “el taco de Allah”.
El magrebí ya tenía todo arreglado para llegar a Milán, pero hubo
inconvenientes en la revisión médica, ya que el delantero venía de una lesión.
Caído el pase, había que buscar en otro lado. Giovanni Trapattoni, entrenador
de Inter, puso el ojo en el goleador de Fiorentina, el argentino Ramón Ángel
Díaz. De inmediato, comenzaron las negociaciones. Enterado de esto, Madjer
volvió a la carga. El argelino se presentó en las oficinas de Inter para
asegurar que ya estaba curado de su lesión. Pasaron varios días de
incertidumbre, el tira y afloje entre ambos atacantes, se convirtió en el
culebrón del verano. La nueva revisión médica constató que había mejoría, pero
que quedaban secuelas. Trapattoni, de
pocas pulgas y harto de la situación, decidió y optó por el argentino. Y no se
equivocó. El “Pelado” conformó una super delantera en dupla con Aldo Serena,
convirtiendo 34 goles entre los dos, y llevando a Inter a ganar su campeonato
número 13, tras una campaña memorable acumulando 26 victorias, 6 empates y
solamente 2 derrotas, obteniendo 58 puntos (en esa época, las victorias sumaban
2 puntos), consagrándose cinco jornadas antes, tras derrotar a Napoli por 2 a
1, en Milán. Si bien Ramón Díaz jugó sólo ese año en Inter, puesto que fue
vendido para adquirir al alemán Jürgen Klinsmann (en ese entonces, sólo se
permitían tres extranjeros por equipo y no existía el cupo por pasaporte
europeo), los hinchas “nerazzurri” disfrutaron del riojano y lo recordaron por
años. ¿Se acordarán de todo lo sucedido para que llegara?
El Puma
Comentarios
Publicar un comentario