Corría el verano de 1988 y el calciomercato – mercado de pases en el fútbol italiano – estaba al rojo vivo. Milan venía de arrebatarle a Napoli el título, impidiéndole el doblete, Juventus estaba en transición, Napoli seguía creciendo de la mano de Maradona y Antonio Careca, sumándosele la llegada de Alemao. Algunos medios hablaban de crisis en el club del sur de Italia, ya que, según ellos, Maradona deseaba la llegada de Sergio Batista y no del brasileño. La temporada demostró que, lejos de ser un factor negativo, todo era una cortina de humo sensacionalista. Inter venía de una temporada decepcionante, con una levantada hacia el final, logrando la clasificación a la Copa U.E.F.A (hoy U.E.F.A. Europa League) en las últimas dos fechas. El equipo milanés se debía una buena temporada, más por el título obtenido por su eterno rival. El “nerazzurro” había apostado fuerte, tras vender a Vincenzo Scifo, el retiro de Daniel Passarella (qui...