LA NUEVA HERENCIA, CAPÍTULO 1
Eugenio Muratore llegó a su casa después de una jornada muy larga. Dejó su portafolio en el piso y, al notar que no había nadie ahí, prendió el televisor. Escuchó algo y paró la oreja. Miró fijo la pantalla, oyó la noticia, apagó el televisor y tomó su teléfono. “Hola… Pedro… tenemos que juntarnos a hablar… sí… un negocio en puerta… no se nos puede escapar… dale, nos vemos en el bar de siempre”, dijo antes de cortar. Cuando llegó, su socio ya estaba pidiendo un cortado. “Espero que me hayas hecho venir para algo que valga la pena, comenzó Pedro. - Creeme que sí. - Te escucho. - Hay un crack en Fronha y lo tenemos que traer, antes de que los contra nos lo saquen. - ¿Quién es el crac...