AHORA A DAR VUELTA LA PÁGINA LO ANTES POSIBLE
Imagen: La Capital.
El 18 de diciembre de 2022, Argentina lograba su tercer título mundial tras 36 años de intentarlo. En el camino perdió dos finales (1990 y 2014), tres veces fue eliminado en cuartos de final (1998, 2006 y 2010), dos en octavos de final (1994 y 2018) y hasta una en fase de grupos (2002). Durante ese extenso letargo, la sombra de los campeones del Mundial de México 1986 se hacía cada vez más grande. Estaba prohibido, de alguna manera, pensar en que una selección podría ser igual a esa y mucho menos decirlo. Diego Armando Maradona, capitán de ese plantel, era el dios del fútbol y no habría nadie que pudiera acercársele. Generalmente era el caballito de batalla que tenían los amarillistas del ámbito periodístico para criticar a los equipos y jugadores que no conseguían el objetivo. Pasaban los años y la hazaña en tierras aztecas se volvía cada vez más grande y la mochila que cargaban las siguientes generaciones más pesada. Con esas críticas exageradas, se le hizo un gran daño al fútbol argentino e incluso a jugadores de trayectoria intachable.
En estos días, la selección argentina festejó la obtención del título con la gente, de la forma que merecía y debía: adentro de la cancha, dentro del país. La fiesta fue total: con goles, con fuegos artificiales y con el reconocimiento que el plantel se merecía. Un acierto.
Ahora empieza el día siguiente. La fiesta ya terminó, ahora hay que pensar en lo que viene. Seguir apostando al crecimiento de la selección argentina, intentar construir para los próximos años, con recambio de algunos jugadores clave. Es difícil pensar que Lionel Messi, Ángel Di María o Nicolás Otamendi puedan estar en el próximo Mundial y sería un error creer que son eternos, como sucedió con Maradona. No se debe caer en que no habrá nadie igual que Lionel Messi. Tanto Maradona como Messi escribieron su página de gloria y quedará indeleble por los siglos de los siglos. Ya se cometió el error de poner la sombra del equipo campeón sobre los que vinieron. Cada uno escribirá lo suyo y lo hará de la mejor manera posible, pero que no se use a este plantel y a sus hombres clave para denostar algún paso en falso en el futuro. Dejemos en paz a las futuras generaciones y sigamos creyendo en que la selección albiceleste es el equipo de todos y es la prioridad número uno.
Es hora de empezar a dar vuelta la página y poder hacerlo de la manera más rápida posible. Lo que pasó, ya pasó y no se va a borrar. Ahora hay que llenar el libro con más páginas gloriosas.
El Puma
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