FRONHA: LOS ANDERSON AL ESTRADO, CAPÍTULO 3
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¿A cuánta gente envió usted a fusilar?
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A los necesarios para mantener el orden en
el país.
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¿Por qué envió a fusilar a Matt Logan?
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Yo no lo envié a fusilar. Tuvo una noche
de lujuria y murió asfixiado.
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Una noche de lujuria con Jola Fatousch,
¿verdad?
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No me entrometo en la vida privada de la
gente. Soy muy respetuoso.
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¿Qué relación tenía Jola Fatousch con
usted?
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¡Por Dios! ¡Ninguna!
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¿Y por qué la usaba usted de arma nuclear?
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¿Se da cuenta de lo absurdo que suena cuando
lo dice, señor Iramahí?
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¡Iramahín! ¡Iramahín! ¡Iramahín!
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Ya, ya, ya, ya.
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Señor Anderson, ¿Se acuerda usted de Matt
Logan?
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Por lo visto, usted lo recuerda mejor que
yo.
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Lo recuerda, ¿sí o no?
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Pues sí. Era un muchachito revoltoso. Un
rebelde sin causa.
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Él encabezó las manifestaciones contra
UUSS, ¿no es cierto?
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Así es.
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Y usted lo silenció, ¿no es así?
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Era una manifestación contra una empresa
privada y yo estaba en el estado. No veo la relación.
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Usted era accionista de esa empresa, ¿sí o
no?
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Mi trabajo se debía a asuntos estatales.
Así fue durante todo el tiempo que estuve ya sea de diputado, de senador y como
presidente.
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Todo el mundo sabía que usted y su hermano
Tedd tenían acciones o intereses en UUSS.
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Muéstreme algún documento en el que esté
nuestra firma.
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Hay testigos que lo afirman.
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Testigos, testigos. Lo importante está en
los papeles. Y allí está la verdad, señor Iramahí.
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¡Iramahín!, señor. ¡Iramahín!
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Ay, ay, ay, siento que estoy perdiendo
tiempo precioso aquí.
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Claro, usted preferiría estar tomando sol
en la casa en la que estaba en Buenos Aires.
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Y en donde espero estar pronto.
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Donde usted estará pronto va a ser en la
cárcel.
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Eso lo decidirá la justicia, en la que
creo ciegamente.
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Objeción, gritó Tedd, el fiscal está
intimidando al testigo y haciendo conclusiones absurdas.
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Ha lugar.
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Lo lamento. Me dejé llevar. Retiro lo
dicho. ¿Continúo?
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Por favor, señor Iramahí… perdón, Iramahín
– la cara del fiscal era de desconcierto total con el yerro del juez –
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Gracias, señoría. De modo que usted niega
tener relación alguna con la muerte de Matt Logan.
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Por supuesto. ¿Qué culpa tengo yo de que
el muchacho haya tenido tan mal gusto?
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¿Qué dice de las denuncias sobre que Jola
Fatousch era un arma de destrucción masiva que usted poseía?
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¿Se puede ser tan ridículo para decir algo
como eso?
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Responda a la pregunta.
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¿Debo hacerlo?
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Sí.
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Está bien, señor Iramahí.
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¡Es Iramahín! Con n final. ¡Iramahín! I ra
ma hí nnnnnnn.
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Bueno, bueno, cálmese señor Iramahí.
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¡Iramahín! ¡Con un demonio! ¡Iramahín!
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Ya, ya, ya. Cálmese. O debo pensar que
usted no está apto emocionalmente para este momento.
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¡No le permito!
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Bueno, ¡ya! Va a preguntar o vamos a
seguir teniendo este diálogo de sordos. Me estoy aburriendo.
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Contésteme a la pregunta
-
¿Me la puede repetir, señor Iramahí?
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¡Iramahín! ¡Iramahín!
-
¿Me la puede repetir o no?
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¿Puede dejar de faltarme el respeto?
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Usted se lo falta solo.
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Conteste a la pregunta.
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¿Me la repite, por favor?
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¿Qué dice sobre las denuncias sobre que
Jola Fatousch era un arma de destrucción masiva?
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Que son ridiculeces. Ridiculeces dignas de
muchachitos vagos y sin talento.
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Dicen que la señorita Fatousch era la
novia de un terrorista y que usted no pudo salvar al susodicho, pero rescató a
ella con material de destrucción masiva dentro de su organismo.
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También algunos dicen que la tierra es
plana.
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¿Qué relación tenía ella con usted o con
su gobierno?
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¡Ninguna, por Dios!
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¿Cómo es que ingresó al país?
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Pregúntele a la oficina de inmigración.
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Esa oficina dependía de usted.
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Pero había un responsable. Y no era yo.
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¿Y qué me dice de la manera en qué falleció?
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Ni sé cómo falleció.
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¡Pues tuvo una flatulencia explosiva y
voló un edificio con ella dentro!
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¡Qué horror!
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¿Qué tuvo usted que ver con ello?
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¿Qué puedo tener que ver yo con un pedo de
otra persona?
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¡En un edificio donde estaban todos los
documentos de su gobierno!
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Lo único que falta es que diga que yo soy
el causante de un pedo. ¡Qué poco serio que es todo esto, señor Iramahí!
- ¡Iramahín!, señor. ¡Iramahín!
Continuará
El Puma
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