PENSANDO EN VOZ ALTA: ESTO YA NO SE AGUANTA MÁS
"Vengo del futuro. En los próximos días, Rosario Central va a quedar eliminado de la Liga Profesional, mientras que Boca se consagrará campeón. Después, ambos van a jugar una final, campeón contra campeón y la copa llevará el nombre de Miguel Ángel Russo. Rosario Central será el ganador de esa final y Ángel Di María se retirará del fútbol como un héroe". Esta publicación apareció en las redes sociales de una página partidaria. En una liga seria o que se precie de serlo, esto sería un disparate digno de múltiples carcajadas. Lamentablemente, en este fútbol argentino, no es descabellado. No es para criticar a ambas instituciones, enormes de más para necesitar de semejante locura.
En los últimos años, se asistieron a cambios en las reglas sobre la marcha. Reducción de descensos, postergación de descensos, entregar títulos de liga a ganadores de copas nacionales. Sin embargo, cuando se pensaba que no se podía llegar más lejos, la conducción de la máxima entidad del fútbol argentino volvió a sorprender... para mal. Se le otorgó a Rosario Central el título de campeón de liga por haber cosechado más puntos en la tabla anual. ¿El "Canalla" demostró ser el mejor equipo? Sí. Sin dudas. Su entrenador Ariel Holan armó un conjunto sólido en la primera mitad del año y en la segunda incorporó a una figura de nivel mundial como Ángel Di María. Este último no necesita demasiadas presentaciones. Jugó en las mejores ligas, en los mejores equipos y fue bicampeón de América, del mundo y de la Finalissima con la selección nacional, marcando goles en tres de esas cuatro finales. Llegó a Rosario mostrando un nivel óptimo tras haber sido uno de los goleadores del Mundial de Clubes jugando para Benfica. Marcó un golazo de tiro libre en el clásico rosarino, dándole a Central un gran triunfo. Claramente, alguien de ese calibre, que ganó - entre otras cosas - una UEFA Champions League con el Real Madrid, no necesita que le regalen un trofeo.
La crítica no es a Rosario Central, que es una de las instituciones más importantes del país, con varios títulos locales, uno internacional, un estadio donde se escribieron páginas doradas de la historia, sino a la decisión arbitraria de otorgar un título porque a alguien se le ocurrió. Hoy fue Central, mañana puede ser otro. Y estaría mal de todas maneras. El campeón de liga tiene que haber jugado (por lo menos en una ronda) contra todos los equipos y, en este caso, hay 13 equipos a los que el "Canalla" no enfrentó. Por dónde se lo vea, ¡es un papelón!
La liga argentina es un asco, desde lo futbolístico hasta lo extrafutbolístico. En lo primero, se ven espectáculos patéticos, fallos más que dudosos, equipos sin identidad - salvo honrosas excepciones - y, por si todo fuera poco, los futboleros saben lo que va a pasar. Aun así, siguen a sus equipos. En lo segundo, se ven dirigentes que no están a la altura de conducir a sus instituciones. Desde el periodismo, pocas son las voces críticas, nada más que porque Argentina fue campeón del mundo en Qatar. Muchos están pensando que, para que se vuelva a enfocar la atención en una liga seria, debe fracasar el seleccionado nacional en el próximo Mundial. Es triste que haya hinchas a los que no le importe la selección. Eso se da por la manera en que se conduce la Asociación del Fútbol Argentino (A.F.A) y también por gran parte del periodismo, que solo hace campañas para varios de los equipos más importantes. Encuestas como "¿La selección campeona del mundo o tu equipo campeón de la Copa Libertadores?", fueron varios disparadores desde muchos medios hegemónicos, cambiando la mentalidad del simpatizante del equipo albiceleste. Selección y liga deben ir de la mano y no separados.
La única solución, muy utópica por cierto, sería que todos los futboleros dejaran de consumir el producto. Desde dejar de ir a la cancha y dejar de pagar el pack de fútbol, no consumir ningún programa de panelistas que hacen polémicas de cosas muy insignificantes y no hablan de las cuestiones de fondo, cualquier medida ayuda. Pero el futbolero patalea un rato después de ser perjudicado y tiene la esperanza de que la próxima vez las cosas van a ser diferentes. El futbolero es fiel hasta la idiotez. Y de eso se aprovecha la conducción de la A.F.A. Conocen muy bien al hincha y saben que ladra, pero no muerde.
Si bien el fútbol es un juego y hay que entenderlo como tal, dejando de dramatizar acontecimientos o derrotas, todos esperan que se desarrolle con transparencia y seriedad. En la liga argentina, eso último está demasiado lejos de suceder. Es imposible hacer un buen producto cuando entre las dos categorías más importantes de la liga hay 70 equipos (30 en Primera División y 40 en la Primera Nacional). Lo que está ocurriendo ahora es un cambalache que no debe haber ocurrido ni siquiera en la era amateur. Se está llegando demasiado lejos y esto ya no se aguanta más.
El Puma
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