JUSTICIA DIVINA

 


La justicia de los hombres no siempre es justa, pero la justicia divina pone las cosas en su lugar. Tras una semana en la que se tomó la decisión de consagrar campeón a Rosario Central desde una oficina (amén del gran rendimiento deportivo que tuvo durante el año), nadie alzó la voz, dejándose pisotear por una decisión arbitraria. Solo lo hizo Estudiantes de La Plata. Justamente el "pincharrata", equipo caracterizado por tener agallas adentro de la cancha y de ser un hueso más que duro para roer. 

Para colmo de males, y queriendo castigar esta "osadía" del conjunto de La Plata, insultado por redes sociales por personajes más parecidos a un barrabrava que a un dirigente deportivo, se obligó a los platenses a hacerle el pasillo a los flamantes campeones en Rosario. Todo estaba preparado para que los albirrojos sufrieran una humillación sin precedentes.

Jamás se debe subestimar a nadie, y menos a un equipo que fue cuatro veces campeón de América, hizo escuela y siempre se hizo respetar tanto dentro como fuera de la Argentina. Hicieron el pasillo, pero ni bien ingresaron los jugadores de Rosario Central, se dieron vuelta y les mostraron su espalda. Esa actitud fue digna de una institución con los valores bien definidos. En los 90 minutos, el "pincharrata" demostró de lo que está hecho y no va a ser un grupo de barrabravas disfrazados de dirigentes los que lo van a doblegar. Pueden ganar, pueden perder, pero la actitud y la rectitud no se negocian. Ganó 1 a 0 y mostró a todos quienes eran.

Ariel Holan, entrenador del campeón de escritorio, tildó la actitud de Estudiantes como una falta de respeto. Esto último es haber declarado a un campeón en un escritorio. Eso es faltarle el respeto al fútbol argentino y a su rica historia. Rosario Central es muy grande para que le regalen un título de manera arbitraria. ¿Fue el mejor equipo? Ya se dijo que sí. ¿Se lo puede declarar campeón? No, por el simple motivo que, para ser el monarca de una liga nacional, se debe jugar contra todos los equipos y eso no sucedió. En este fútbol contaminado y asqueroso, hoy hubo una bocanada de aire fresco. Hechos como el de hoy, son los que pueden esperanzar al futbolero de que no todo está perdido. ¿Se ganó la guerra? No, sí una batalla. Tarde o temprano, la justicia divina pone todo en su lugar.

El Puma

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