RUSSO Y EL MORBO

 


Miguel Ángel Russo viene siendo noticia desde hace más de dos meses. Primero con su "polémico" pase de San Lorenzo a Boca, donde se discutía si hizo bien en arreglar con la institución xeneize cuando estaba por disputar una semifinal con el club de Boedo. Después de eso, se lo empezó a ver muy desmejorado, volviendo a tener problemas de salud. Cabe recordar que el ex volante central de Estudiantes viene luchando contra una dura enfermedad y la estaba sorteando, sin embargo, en la actualidad no se lo ve bien. En estos días, debió ser internado por una infección urinaria. 

Desde que asumió, mucho se especuló sobre su estado y el morbo estuvo a la orden del día. Los resultadistas que nunca pierden lo empezaron a criticar, obviando hacerlo con quien lo contrató. Está claro que el tango se baila de a dos y que el entrenador tiene su responsabilidad por aceptar un cargo tan importante como estresante a sabiendas de su delicado estado de salud. Sin embargo, la dirigencia del club, que viene siendo cuestionada por los hinchas, buscó un paraguas protector y para ello trajo al último director técnico que logró la Copa Libertadores para Boca. 

En cada partido se lo ve en peor estado, sentado, incómodo, sin dar indicaciones y en el último partido del equipo de la Ribera, lo han enfocado dormido. Los medios hacen hincapié en el estado de Russo, pero no preocupándose por la persona, sino para alimentar el morbo de propios y extraños. ¿Hasta dónde se puede llegar haciendo eso? ¿Vale todo por la primicia o por mostrar imágenes? Todo sea por la "obligación de mostrar las cosas como son". La comisión directiva o el consejo de fútbol no puede tampoco seguir fingiendo demencia. En el medio de esta vorágine y de esta picadora de carne, está la salud de una persona, que es más que un histórico jugador de Estudiantes de La Plata y un exitoso entrenador que dirigió a varios equipos y dio varias vueltas olímpicas. Hay una persona que no la está pasando bien y encima está siendo expuesto a un espectáculo grotesco. 

Los medios apuntan más al morbo que a la información y la gente está ávida de consumirlo, ya acostumbrada a esta porquería. Si Russo llegara a ser campeón con Boca, los medios apelarían al golpe bajo hablando de "ejemplo de vida". Si fracasa, lo castigarían sin piedad, echándole la culpa por agarrar un timón "tan complicado" y por sentarse en la silla eléctrica. El entrenador es, por un lado, víctima y por el otro victimario de sí mismo. En el medio de todo esto, está el morbo.

El Puma

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