JUGADORES QUE SE PUSIERON CAMISETAS OPUESTAS: ESTEBAN GONZÁLEZ, CAMPEÓN EN FERRO Y VÉLEZ
La década del 80 se caracterizó, en la primera mitad, con una larga bocanada de aire fresco. Fue la consolidación de Ferro como campeón y animador permanente del fútbol argentino, el protagonismo estelar de Estudiantes y la aparición de Argentinos Juniors.
El equipo verdolaga de Caballito, de la mano de Carlos Timoteo Griguol en la dirección técnica ya venía tratándose de tú a tú con los equipos grandes y ganándoles. Con jugadores salidos de sus canteras y un juego pragmático antes que vistoso, se habían convertido en un hueso duro de roer. Entre los Adolfino Cañete, Oscar Carré, Héctor Cúper, Oscar Román Acosta, entre otros, aparecía un delantero central con olfato goleador: Esteban Fernando González.
Este delantero nacido el 14 de enero de 1962, hizo las divisiones inferiores en Ferro y debutó en 1982, año en que los de verde salieron campeones por primera vez. La desgracia lo tocó de cerca ese mismo año con un grave accidente de tráfico en donde tuvo dislocaciones, fractura craneal y una enorme cantidad de huesos rotos. Se temió que nunca más iba a poder jugar al fútbol. Sus compañeros lo hicieron partícipe de los festejos.
Afortunadamente, pudo recuperarse y continuar con su carrera. Volvió a ser campeón en 1984 con su equipo de origen, ya con más minutos en cancha y mayor protagonismo. Siguió en Caballito hasta 1987, cuando pasó a Deportivo Español. En el Bajo Flores realizó una gran campaña haciendo que desde España se fijaran en él. Fue así que, en 1988, se mudó a Málaga, dónde completó dos temporadas.
Regresó a la Argentina en 1990 para irse a... Vélez Sarsfield. Sí, al rival de toda la vida de su equipo de origen. En Liniers arrancó con el pie derecho siendo el máximo goleador de la temporada 1990-1991 y siendo titular indiscutido. Allí, tal como sucediera en Ferro, el "Gallego" se consagró campeón en 1993, formando parte del inolvidable equipo dirigido por Carlos Bianchi. Culminó su ciclo con la V azulada al año siguiente, antes de los cuartos de final de la Copa Libertadores, cuando entró en un trueque con San Lorenzo por el defensor Flavio Zandoná.
Y en el Ciclón también fue fundamental para darle un título a los de Boedo 21 años después y marcando el gol del campeonato. Habitual suplente, pero siempre siendo el primer cambio, tuvo otro gran momento de esplendor en su carrera ya con 33 años. A partir de allí, comenzó la curva descendente y ya tenía menos minutos en el equipo dirigido por Héctor Rodolfo Veira. En 1996, se marchó para tener su última temporada en Quilmes y retirarse en 1997.
El "Gallego" González obviamente tuvo un aura ganadora y fue un goleador de raza. Campeón en tres de sus seis equipos y baluarte fundamental en los otros tres, fue sin duda un símbolo del Ferro de Griguol y de una época. Así y todo, será recordado por haber exhibido su juego y sus goles en la vereda de enfrente.
El Puma

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