PENSANDO EN VOZ ALTA: ¡DEJA VU!

 


Diego Martínez era el entrenador de Huracán, haciendo una buena campaña, despertando el interés de Juan Román Riquelme para llevarlo a Boca Juniors y reemplazar al renunciante Jorge Almirón. Obviamente, ante una oportunidad inmejorable de poder dirigir a uno de los equipos más importantes del país, Martínez rescindió su vínculo con el club de Parque de los Patricios para irse a la institución "xeneize". Martínez pidió algunos refuerzos, la dirigencia le trajo otros. El rendimiento del equipo iba de menor a mayor, pero se cayó a pedazos cuando llegó el momento de definición en la Copa de la Liga, no volviendo nunca más a mostrar un buen nivel en lo que quedó de su ciclo.

Meses después, Fernando Gago era el director técnico de las Chivas de Guadalajara de México. Tras la renuncia de Martínez (que en unos meses pasó de ser codiciado a descartado), Juan Román Riquelme apuntó a un "hombre de la casa". Los medios de comunicación se llenaron la boca hablando de las bondades de "Pintita", algunos diciendo que era el "(Marcelo) Gallardo de Boca" o que la llegada del ex volante "xeneize" le iba a dar orden y disciplina, además de que iba a ser muy estricto con el peso de los jugadores, usando la balanza casi a diario. El ciclo fracasó antes de empezar. En primer lugar, Gago se cerró las puertas de la liga mexicana por la manera en que se fue. Primero aseguró que nadie de Boca se había puesto en contacto con él, para después irse por la puerta de atrás, dejando una mala imagen en tierras aztecas. Segundo, porque en ningún momento se vio ese orden y disciplina. Tercero, y último, porque cuando el cuerpo técnico pidió refuerzos, le trajeron otros. Eliminación de la fase previa de la Copa Libertadores, no competir a nivel continental en esta temporada y la posterior derrota en el superclásico, donde cambió su esquema táctico para intentar no perder en el estadio Monumental, fueron los motivos suficientes para echar al "gran estratega". 

Hace ya un tiempo, tras una novela de bastante mala calidad, Boca contrató a Miguel Ángel Russo. ¿Qué tiene esto de especial? Salvo que el entrenador estaba trabajando en San Lorenzo, a punto de jugar la semifinal del Torneo Apertura de la Copa de la Liga y generó malestar en la institución de Boedo y de sus hinchas. ¿Qué tiene de común? Que, evidentemente, hay un patrón de conducta que se repite en la dirigencia de Boca o, mejor dicho, de su presidente. Nuevamente fue a buscar a un entrenador en actividad, sacándolo del lugar en el que estaba y seduciéndolo con el escudo. Hasta ahí, nada anormal. Lo llamativo es que dichos entrenadores, con tal de cumplir el sueño de dirigir a un club de elite, aceptan todo, quedan mal parados con los dirigentes que, en su momento, confiaron en ellos, aceptan cualquier cosa. Y, en este caso, lo peor de todo es que Russo ya estuvo en esta era de Boca y fue cesanteado, tras pedir unos jugadores y que le trajeran otros. En el último lustro, quien sigue los acontecimientos del club de la Ribera, tiene muchos deja vu en su haber.

El Puma

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