INTER: PODÍA GANARLO TODO Y SE QUEDÓ CON LAS MANOS VACÍAS

 


Peleó el campeonato local y parecía que se lo llevaba. Estaba primero y sólido. A base de orden, garra y pragmatismo, Inter estaba pronto a llevarse un nuevo scudetto en su historial. Sin embargo, dos jornadas consecutivas fatales, la primera en Bologna y la segunda ante Roma en su estadio, tiraron todo lo hecho por la borda. Napoli se consagró campeón con un punto de diferencia.

Llegó a la semifinal de la Copa Italia dejando en el camino a Lazio y Udinese, y debía enfrentarse a su archirrival, Milan, con un andar completamente irregular. Pero "clásicos son clásicos" reza un viejo adagio del fútbol y en dicha instancia, el conjunto rossonero lo dejó afuera con una goleada incluida en el partido de ida. 

Brillaba y pasaba con autoridad en la U.E.F.A Champions League. En cuartos de final dejó afuera a Bayern München dando muestras de carácter. En la semifinal eliminó al Barcelona de Lamine Yamal con otra demostración de fortaleza y pragmatismo. Más de uno pensó que le iba a tirar la historia encima a Paris Saint Germain, sin embargo, el conjunto francés lo vapuleó en el partido decisivo por 5 a 0, sin siquiera jugar y terminando con la frase tan estúpidamente pronunciada por protagonistas y periodistas "las finales no se juegan, se ganan". Inter no jugó y se fue goleado. 

En el Mundial de Clubes, comenzó una nueva era tras la renuncia de Simone Inzaghi como entrenador del equipo milanés. Asumió el ex extremo izquierdo nerazzurro Christian Chivu. El certamen para Inter fue flojo. Un mal debut con empate en uno ante Monterrey, un triunfo agónico frente a Urawa Red Diamonds parecía borrarse tras el claro triunfo ante River. Sin embargo, en octavos de final ante Fluminense, fue superado tácticamente y deberá regresar a Milán con las manos vacías.

La temporada de Inter fue buena por la simple razón que - salvo en el Mundial de Clubes - peleó en todos los frentes. Ahora, en todas las competencias en las que participó, tropezó con la misma piedra y uno o dos partidos sellaron su suerte. Los resultadistas dirán que fracasaron. En parte, lo hicieron. Sin embargo, a la hora de hablar de ajustes, parece ser que no debieran ser muchos. Si se dejan llevar por las críticas resultadistas, sin dudas tendrán fracasos más estrepitosos. Si prevalece la calma y se trabaja en esos pequeños detalles, serán más las satisfacciones que las frustraciones.

El Puma

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