JUGADORES QUE SE PUSIERON CAMISETAS OPUESTAS: LA MALDICIÓN DE JUAN JOSÉ LÓPEZ
Imagen: TyC Sports
La historia de Juan José López es extraña, paradójica y con un final de carrera en el que se vio arrastrado por un tsunami, y terminó siendo - injustamente - condenado por la crítica. Nacido en Ciudadela el 31 de octubre de 1950, pero criado en Guernica, este mediocampista por derecha catalogado como uno de los mejores en esa posición en el fútbol argentino, fue a probarse al club del que es hincha: River Plate. Allí realizó las divisiones inferiores hasta que Didí lo hizo debutar en primera división. Durante la década del 70 y comienzos del 80, JJ - como se lo conocía - formó una inolvidable sociedad en la mitad de la cancha con Norberto Alonso y Reinaldo Merlo, rompiendo los 18 años de sequía en títulos para los "millonarios" y convirtiéndose todos ellos en ídolos. El entrenador que lo marcó fue, sin dudas, Ángel Amadeo Labruna.
En 1982, comenzó una nueva etapa tanto para River como para López. Ese año se fueron varios jugadores referentes del multicampeón como Daniel Passarella, Mario Kempes, entre otros. A JJ le tocó irse libre, con todo el dolor que eso implicaba para él. El mismo Labruna, echado por la dirigencia el año anterior, fue quien se lo llevó con él a Talleres de Córdoba. En el equipo albiazul jugó solo un año para luego irse al lugar menos pensado: Boca Juniors. Dolido por haberse ido de Núñez como se fue, tomó la decisión de tener revancha en la vereda de enfrente. Sin embargo, le tocó el comienzo del declive "xeneize", que también tuvo una sangría importante de jugadores y llegó a un punto en el que estuvo a poco de desaparecer. Solamente jugó en el equipo de la Ribera un año, pero fue suficiente para que los hinchas de River no se lo perdonaran.
Nuevamente fue Labruna quien lo rescató y se lo llevó a Argentinos Juniors para empezar a armar el equipo que fuera campeón de la Copa Libertadores en 1985. JJ llegó a ser parte de la gloria, Labruna falleció antes, aunque no faltan los que dicen que tampoco lo hubiese disfrutado en vida, puesto que se lo nombraba para regresar a River. Tras tres años de jugar para el Bicho Colorado de La Paternal, López regresó a Córdoba para repetir un hecho de su historia: cruzarse de vereda y ponerse la camiseta de Belgrano. Allí fue que se retiró en 1987, jugando en la Primera Nacional B.
Una vez retirado, comenzó a transitar el camino de la dirección técnica. Como entrenador, sus equipos eran bastante ordenados, aunque no arriesgaban demasiado y en más de una ocasión se lo acusó de usar planteos timoratos. Dirigió a Racing de Córdoba, Talleres, Instituto, Unión de Santa Fe, Rosario Central, Olimpo de Bahía Blanca, América de Cali y Junior de Colombia. Hasta que llegó el momento que más estaba esperando: lo llamaron para trabajar en su amado River. Daniel Passarella, presidente del club en ese entonces, lo convocó para trabajar en las divisiones inferiores.
Nadie iba a imaginarse que River estaría peleando por no descender en ese entonces. Los entrenadores no venían funcionando y en esa temporada 2010-2011, el equipo necesitaba sumar 60 puntos para no descender o, en su defecto, jugar la promoción. Ángel Cappa inició entrenando al conjunto de Núñez, pero su rendimiento distaba mucho de ser bueno. Passarella pateó el tablero y echó al director técnico justo antes de jugar contra Boca. Para el superclásico, confió en su ex compañero para tomar el timón y JJ aceptó el desafío. Fue 1 a 0 a favor y el comienzo de una tremenda remontada. Tan bueno fue el sprint final de ese torneo Apertura, que Passarella confió ciegamente en JJ y lo confirmó en el primer equipo, en lugar de devolverlo a las divisiones inferiores y buscar a otro entrenador. Durante la primera mitad del certamen, la dinámica era la misma, lo que llenaba de optimismo a los de la Banda Roja para permanecer en primera división. Pero una serie de derrotas, tras hasta haber sido líder del certamen, comenzó a encender de nuevo las alarmas. La caída fue estrepitosa y así y todo, solo le faltaron 3 puntos para conseguir los 60 necesarios. Jugó la promoción ante Belgrano y sucedió lo impensado: River Plate se fue al descenso.
Desde ese entonces, JJ se fue y nunca más volvió a pasar cerca del estadio Monumental. Señalado como uno de los máximos responsables junto con Passarella de haber enviado al equipo a la segunda división, los hinchas nunca se lo perdonaron y, muy difícilmente, se lo perdonen. Terminó pagando los platos rotos de otros directores técnicos que hicieron un trabajo lamentable. Después de ese episodio, el ex mediocampista tuvo escasas incursiones como entrenador, dos veces en Bolivia y un corto lapso en San Martín de Tucumán. En la actualidad, está alejado de todas las luces del fútbol. Para algunos hinchas más radicalizados, lo que vivió fue un karma por la "traición" de haberse ido a Boca. O también es señalado por haber perdido la categoría y hasta por quien lo pidió durante varios años como entrenador, soltándole la mano por demagogia y conveniencia. Su frase "soy soldado de Daniel (Passarella) lo condenó al destierro definitivo de Núñez.
El Puma
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