SUCEDIÓ LO MÁS PREVISIBLE
River no pudo revertir la goleada en Belo Horizonte. Fue 0 a 0 con mucha intensidad y gran actuación de ambos arqueros. El equipo dirigido por Marcelo Gallardo mejoró en cuanto a actitud, pero no le alcanzó. Los brasileños buscarán su segundo título continental luego de consagrarse en 2013.
Ante un imponente marco de más de 80 mil espectadores y un impresionante recibimiento en el estadio Monumental, River Plate y Atlético Mineiro igualaron sin tantos y, tras la goleada en el partido de ida por 3 a 0, los brasileños se clasificaron para la final de la Copa Libertadores de América. El partido se dio como se esperaba, con el conjunto de Núñez decidido a atacar más por necesidad que por otra cosa y con los de Belo Horizonte que se refugiaron atrás dejando pasar los minutos para también intentar algún contragolpe. Miguel Ángel Borja, Facundo Colidio y Pablo Solari en la línea ofensiva chocaban contra la defensa de Mineiro y sus propias limitaciones. El artillero colombiano bajó mucho su nivel en los últimos dos meses y no hubo remontada en esta ocasión. Colidio se enredó más de una vez y nunca pudo penetrar la telaraña que los brasileños le tejieron. Solari, voluntarioso, se mostró muy falto de ritmo fruto del tiempo que no jugó como titular en el equipo.
Maximiliano Meza tuvo su mejor partido desde que llegó de Monterrey, mostrándose muy activo transportando la pelota. Los laterales tuvieron un rol intenso, lanzándose al ataque todas las veces que fue posible. Germán Pezzella y Paulo Díaz levantaron su rendimiento respecto de la ida y el mediocampo mostró mejor recuperación con el ingreso de Matías Kranevitter. El tiempo iba pasando y, cada tanto, Atlético Mineiro iba animándose a salir un poco más del fondo y tuvo ocasiones de gol como un mano a mano que Franco Armani le tapó a Deyverson. El arquero fue fundamental para que River no perdiera este encuentro de revancha. También lo fue el portero rival, Everson, que tapó varias ocasiones, especialmente en el segundo tiempo.
En el complemento, los locales arrancaron dormidos y los brasileños aprovecharon eso para generar situaciones claras que fueron contenidas por Armani, una con una doble tapada sensacional. Ante ese panorama, Marcelo Gallardo actuó rápido y movió el banco de suplentes, haciendo entrar a Franco Mastantuono, Claudio Echeverri y Rodrigo Villagra. Los dos primeros le dieron más frescura al ataque, mientras que el tercero reemplazó a un ya intrascendente Kranevitter, quien bajó mucho su rendimiento. Durante varios minutos, Everson fue la figura que impidió a River convertir su primer gol pese al asedio continuo. Minutos después, ingresó Gonzalo Martínez, quien fue el que más se mostró y pidió la pelota para generar peligro.
El resultado no fue exagerado, quizás los de Núñez hubiesen merecido irse ganando por la mínima, pero nadie creerá que lo haya pasado por encima, ni mucho menos. En el global, la clasificación de Atlético Mineiro fue más que merecida, puesto que fue superior, tanto en contundencia, como en rendimiento. River llegó a la semifinal de la Copa Libertadores con un rendimiento irregular, tanto con Martín Demichelis como con Marcelo Gallardo dirigiendo al equipo. Estaba claro que no debía ser el año "millonario", nada más y nada menos que por rendimiento, no por alguna otra rzón. En el andar global, no fue malo lo de River, aunque esta eliminación le deja un amargo sabor de boca.
En el fútbol existe la épica, pero ocurre la menor parte de las veces. En estos 90 minutos sucedió el hecho más previsible. En la previa, la remontada era harto difícil, en los hechos, fue imposible.
El Puma
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