PENSANDO EN VOZ ALTA: ¿ALCANZA CON ESTAR IDENTIFICADO CON EL CLUB?
La renuncia de Diego Martínez a la dirección técnica de Boca abrió las puertas para el nuevo culebrón mediático, con la consecuente venta de humo correspondiente. El elegido para reemplazar al ex entrenador de Tigre y Huracán es un hombre de la casa y con un apellido de peso: Fernando Gago. Quien fuera mediocampista central "xeneize" se encontraba en las Chivas de Guadalajara, con un contrato vigente por lo que resta del año 2024 y todo 2025. Para irse, debía ejecutar una cláusula de rescisión.
Durante varios días, ríos de tinta y voces frente a un micrófono gastaron horas y horas, hasta el hastío para plantear una posibilidad que ya era una realidad. Luego, se especuló con un posible equipo de superestrellas (aún se lo hace y, para desgracia de todo espectador, continuará). Y, como nunca puede faltar, la comparación con su eterno rival. "Gago es el Gallardo de Boca", dijo sin que se le moviera un músculo de la cara algún periodista osado. "A River le es incómoda la llegada de Gago", afirmó suelto de cuerpo otro miembro del "cuarto poder". El circo mediático, cada día más patético, debe seguir funcionando, sin importar papelones o barbaridades que se dicen.
Introduciendo al tema que interesa, ¿cuáles son las características fundamentales de Gago como director técnico? En sus dos experiencias previas sentado en el banco de suplentes de Aldosivi de Mar del Plata y Racing, se vieron equipos con intenciones de jugar respetando la posesión del balón, jugando a ras del piso, saliendo desde el fondo y tratando de ser vistosos. Alguno lo ha tildado de ser "demasiado lírico" y otros aseguran que no se lo supo comprender. "Pintita", sin ser un ídolo de Boca, salió de las divisiones inferiores y ha sido importante durante gran parte de su etapa en el equipo de la Ribera. Conoce como pocos la mentalidad del club y de sus hinchas. Ahora, ¿alcanza?
Tanto en Boca, como en River, se escucha pedir entrenadores identificados con la institución o que "conozcan los pasillos". Sin embargo, los triunfos más rimbombantes de ambos se dieron con directores técnicos que nada tenían que ver con los clubes. Carlos Bianchi, por ejemplo, multicampeón de cuanta competencia disputó con Boca, jamás estuvo identificado en la previa ni siquiera como jugador. Y en River, el único título de campeón intercontinental se obtuvo con un entrenador que nada tenía que ver con la historia del club y que no conocía los pasillos del Monumental, como Héctor Rodolfo Veira. La identificación es importante, aunque ya es un viejo adagio o alguna frase gastada que se usa para llenar espacio en los medios de comunicación.
¿Cómo le irá a Gago en Boca? El tiempo lo dirá. Por lo pronto, tiene una tarea interesante: cambiarle la cara a un equipo sin identidad, ponerle su impronta y terminar con la idea de que las decisiones las toma solamente Juan Román Riquelme. El flamante entrenador se está jugando una parada muy importante que puede lanzar su carrera al estrellato o puede fracasar y a un costo muy alto, como haberse cerrado la puerta de una liga muy poderosa económicamente como la mexicana. Un viejo adagio reza "el que no arriesga, no gana". Seguramente tenga algo de crédito al principio, sin embargo ¿le alcanzará con estar identificado con el club?
El Puma
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