ES UNA MANSIÓN ABANDONADA

 


La institución azulgrana está pasando por un momento crítico. Sin un plantel competitivo, en estado de anomia total, enfrenta un panorama futbolístico, económico e institucional muy complicado.

 

La renuncia de Leandro Romagnoli a la dirección técnica fue una gota más para derramar el vaso y mostrar a las claras, el muy mal momento que está viviendo uno de los cinco grandes del fútbol argentino. Dueño de una historia tan rica como, por momentos, sufrida, San Lorenzo podría definirse de muchas maneras. Algunos pueden decir que es un barco a la deriva, un tren de gran velocidad sin un conductor, entre tantas cosas.

No es la primera vez que estuvo en situaciones similares, posiblemente haya tenido épocas peores, como cuando perdió su estadio, ubicado en la Avenida La Plata, en pleno corazón de Boedo y debió alquilar otros estadios como la Bombonera, el José Amalfitani, hasta el de su eterno rival, durante un largo tiempo, hasta que el Nuevo Gasómetro, en el Bajo Flores, se hizo realidad. En el medio, tener que ser el primer equipo grande en descender en la historia del profesionalismo. Allí tocó fondo y, tal como el Ave Fénix, resurgió de sus cenizas, apoyado por su numerosa e ingeniosa hinchada. Regresó a primera división en un año, arrasando a cuanto rival se le cruzara y con récords de aforos llenos.

Luego volvió a ser campeón de la mano de un hijo dilecto de la casa como entrenador. Héctor Rodolfo Veira le devolvía un título tras 21 años en 1995. Y se repitieron más vueltas olímpicas con equipos recordados y mostrando un gran nivel de juego, como fue el dirigido por el chileno Manuel Pellegrini, quien posee el récord de obtener 11 victorias seguidas para consagrarse. La esquiva Copa Libertadores, finalmente llegó a Boedo en 2014 y dejó de ser llamado por sus detractores a modo de burla como el Club Atlético Sin Libertadores de América en alusión a las siglas de su escudo.

San Lorenzo no solamente es grande por los títulos obtenidos, o por poseer una enorme cantidad de hinchas, sino también por haberse levantado tras recibir grandes golpes. Como reza un famoso canto de su parcialidad: “Acá está la gloriosa banda de San Lorenzo, la que no tuvo cancha y se bancó el descenso. A pesar de los años, los momentos vividos, siempre estaré a tu lado, San Lorenzo querido”.

Tras la renuncia de Romagnoli, el club fue a buscar a Miguel Ángel Russo, quien ya dirigió al equipo, peleando el campeonato en 2008 y perdiéndolo en el triangular final a manos de Boca. El ex volante central de Estudiantes de La Plata, viejo lobo de mil batallas tendrá frente a sí un desafío harto complicado. Se va a sentar en un banco de suplentes que es símil a una picadora de carne que se comió a ídolos sanlorencistas como Rubén Darío Insúa y el último entrenador saliente.

Hoy el club está como la Villa Torlonia, la histórica mansión en donde vivió el dictador Benito Mussolini en las afueras de Roma. Después del tirano, ninguno tuvo el atrevimiento o la osadía de ir a vivir allí, estando esa mansión completamente abandonada y cayéndose a pedazos.

El Puma

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