SUPERCLÁSICOS MEMORABLES: GANABA BOCA, GANÓ RIVER. GANABA RIVER, GANÓ BOCA. EMPATARON


Domingo 22 de noviembre de 1987. El estadio Monumental estaba colmado. Hinchas de River y de Boca disputaban en Núñez una nueva edición del "Superclásico". El conjunto "millonario" estaba transitando un final de ciclo exitoso, puesto que estaba en una etapa de transición tras haber sido campeón de América y del mundo el año anterior. Ya había cambiado de entrenador, llegando Carlos Timoteo Griguol en reemplazo de Héctor Rodolfo Veira. Boca, por su parte, terminaba de resurgir de las cenizas tras su casi desaparición pocos años atrás. Comenzó ese certamen con Roberto Saporiti en la dirección técnica, pero el ex ayudante de César Luis Menotti en la selección solo duró un puñado de fechas en el cargo, renunciando por los malos resultados. El "xeneize" acudió a una vieja gloria como Juan Carlos Lorenzo para su reemplazo. Ambos llegaban con algunas intermitencias. River peleaba un poco más arriba, mientras que Boca venía remando desde muy abajo. 

El partido empezó a todo trapo. A los pocos minutos de comenzado, se le otorga un penal para el local. Tomó la pelota Omar Palma, goleador del certamen anterior en Rosario Central, Para sorpresa de propios y extraños, la pelota se fue por arriba del travesaño. El trámite siguió parejo, pero Boca pegó primero con un tanto de Jorge Rinaldi. A partir de allí, se vio a un River necesitado de empatar y un Boca parado de contragolpe. Y así fue como, otra vez a través de Rinaldi, el encuentro se puso 2 a 0. Parecía que todo estaba terminado y se pensaba que Boca podría terminar goleando. Sin embargo, Jorge Orosmán Da Silva descontó inmediatamente y se vino el aluvión "millonario". Poco tiempo después, Enrique Ernesto Corti igualó el encuentro e inmediatamente Palma se tomó revancha y puso el 3 a 2 definitivo. Pero no terminó todo allí. En el último minuto, se le concedió un penal a Boca. Con ese remate, se terminaba el encuentro. Tomó la responsabilidad Jorge Comas. También para sorpresa de todos, remató alto y muy lejos del arco. Este fue un "superclásico" festejado por River.



La noche del 27 de febrero de 1991 no fue una más. Boca y River se enfrentaban en la Bombonera abriendo su grupo en la primera fase de la Copa Libertadores de América. El "xeneize" con Oscar Washington Tabárez recién llegado como entrenador y moviendo piezas fundamentales en el equipo, enfrentaba a un River dirigido por Daniel Passarella, quien obtuvo un campeonato y un subcampeonato en su primer año como director técnico y había formado un equipo competitivo con varios chicos de las divisiones inferiores. Tras un comienzo en el que el conjunto de la Ribera tomó la iniciativa, River aceleró y convirtió dos goles seguidos y se imponía por 2 a 0 con goles de Juan José Borrelli y Gustavo Zapata antes del cuarto de hora. Boca comenzó a presionar y descontó a través de Diego Latorre. Sin embargo, nuevamente Borrelli estiró la ventaja poniendo el partido 3 a 1. Minutos después, el visitante se quedó con un jugador menos, tras la expulsión de Leonardo Astrada por doble amarilla. En el segundo tiempo, con un hombre de más, sucedió lo que se esperaba: Boca se vino con todo a descontar lo antes posible. Y así lo hizo con un cabezazo de Blas Armando Giunta. Sin mostrar muchas respuestas, River se dedicó a defender y a tratar de evitar lo que finalmente sucedió: el empate de Boca, por medio de Víctor Hugo Marchesini. Una vez que sucedió esto, el partido entró en un impasse, como si ambos se conformaran con la igualdad. Pero Boca tenía una bala más y la usó. Sobre el cierre del partido, Gabriel Batistuta quedó mano a mano con Oscar Passet y lo venció. Fabián Basualdo llegó para evitar la caída del arco, pero su despeje fue muy defectuoso, permitiendo a Latorre con una volea implacable poner el 4 a 3 final y muy festejado por la parcialidad boquense.



La tarde del 23 de marzo de 1997 prometía un "Superclásico" inolvidable en el estadio Monumental. River, campeón vigente de la mano de Ramón Ángel Díaz como entrenador, recibía a Boca con un entrenador de pasado rico en la historia de los "millonarios", Héctor Rodolfo Veira. En esa década, el "xeneize" ejercía una recordada paternidad sobre River y la mayoría de los partidos se desarrollaban casi de la misma manera. Sin embargo, en los primeros 45 minutos iniciales, la superioridad del equipo visitante fue clara y contundente. A los pocos minutos, Boca se puso en ventaja por intermedio del uruguayo Néstor Gabriel Cedrés, con pasado reciente en la vereda de enfrente. Ese baldazo de agua fría fue una anestesia para el local quien enseguida se encontró en desventaja por 2 a 0, tras un tanto de otro uruguayo, Sergio "Manteca" Martínez. Para colmo de males, hubo un penal para el equipo de la Ribera minutos después. Lo pateó Roberto Pompei y convirtió, pero Javier Castrilli - árbitro del encuentro - lo hizo patear de nuevo por invasión de área. Allí se reivindicó Roberto Bonano y le atajó el remate a su tocayo. Si bien parecía que el hecho podría despertar a River, no sucedió. Otra vez "Manteca" Martínez hizo de las suyas y puso el encuentro 3 a 0. Minutos antes del cierre de la etapa inicial, Sergio Berti salvó el honor de los de Núñez y descontó. En el segundo tiempo, los de la Banda Roja salieron regalados a tratar de descontar, dándole la oportunidad a su rival de rematarlos con el contragolpe. En una de esas oportunidades, Eduardo Berizzo fue expulsado en River y el panorama ya era más que desalentador. Los auriazules se perdían un gol tras otro. Faltando 20 minutos, quedaron 10 contra 10 ya que "Manteca" Martínez vio la tarjeta roja. Desde ese momento, los locales presionaron un poco más y comenzaban a llegar con peligro al arco defendido por Sandro Guzmán. Faltando un cuarto de hora, descontó Luis Facundo Villalba y desde ese entonces, River despertó y salió con todo en busca del empate. Y llegó, tras una mala salida de Guzmán y un certero cabezazo de Celso Ayala que hizo delirar a la multitud local. En los cinco minutos finales, hasta pudo haber ganado el equipo "millonario" que arrinconó a su archirrival contra su arco y tuvo dos ocasiones muy claras para festejar el triunfo: primero Enzo Francescoli desvió un cabezazo por centímetros y luego Leonel Gancedo tuvo la posibilidad de fusilar a Guzmán, pero su remate se fue por arriba. Lo que parecía que iba a ser una goleada de Boca, terminó pudiendo ser un triunfo de River. Hicieron tablas. 



El 28 de octubre de 2012 no fue un día más. Fue un "Superclásico" diferente. Era el primero que se disputaba tras el regreso de River de la Primera B Nacional. Se jugaba en el estadio Monumental y fue uno de los últimos en el que las dos parcialidades estuvieron presentes. Las emociones empezaron enseguida con el local poniéndose en ventaja con un remate de larga distancia de Leonardo Ponzio y la distracción de Agustín Orión, arquero "xeneize" quien se vio sorprendido. En el segundo tiempo, en un contraataque, el uruguayo Rodrigo Mora estiró la ventaja con un golazo que hizo delirar a los locales, dejando en el camino a Orión en el medio. Faltando 20 minutos y con ese panorama, el triunfo "millonario" era solo una formalidad. Sin embargo, un penal infantil cometido por Leandro González Pirez le volvió a dar vida a Boca. Ya con un cuarto de hora faltante y estando 2 a 1, la remontada era más que posible. El penal lo convirtió el uruguayo Santiago Silva y en el minuto 90 llegó la igualdad, a través de Walter Erviti, ahogándole a River la posibilidad de festejar en su primer clásico post regreso a primera división.


Estos son solo algunos de los "superclásicos" memorables. Se espera no menos de esto para la siguiente edición que se disputará el 21 de septiembre de 2024 en la cancha de Boca.

El Puma

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