REPORTAJES DE BORIS STEPANEK: PEDRO VLAOVIC, CAPÍTULO 10

 


- ¿Vos decís que la mataron?

- Por error. Los Anderson me buscaban a mí. Yo sabía mucho sobre ellos y su corrupción. Me la tenían jurada. Me volví después de eso. Vino varias veces el chupaculo de ellos, Javier Bigottini, que era comisario y luego ministro de defensa, a decirme que no garantizaba mi seguridad. Eran tan inútiles que mataron a la persona equivocada. Pero como era un escándalo, lo hicieron pasar por un accidente y pagó los platos rotos el boludo de turno. Un tal Mitch Buchanon. Fue un perejil. Con el tiempo descubrieron que era un ñoqui.

- Me dejaste helado, Rusito. ¿Qué se sabía de esa mujer?

- Estaba inscripta como nacida en Jacho Town. Pero era la época de Yayo. Varios argentinos llegaron y los anotaron con otros nombres. Así que puede ser, si es como vos supones, que esta haya sido argentina. Ya te digo, no era Mercedes. Si hubiese sido, hubiera tenido la marca que le dejó tu hermano en su brazo. ¿Te acordás la que mostró en el juicio? Ese que dijiste que tenía el cadáver encontrado. Pero nos fuimos de tema, hablame de la tercera hipótesis.

- ¿La de Isabel Esteban?

- Sí, esa. Por lo pronto relacioná los dos nombres.

- ¿De qué hablás, Rusito?

- Isabel Esteban, Elizabeth Stevens. Más claro echale agua. ¿O querés que te haga un dibujito?

- Eh... ¡Qué boludo que soy!

- Contame la hipótesis.

- Más que una hipótesis, fue una historia revelada.

- ¿O la realidad que te negás a ver?

- Tal vez.

- A ver, contala.

- ¿Te acordás que te dije que hubo un día que busqué a Mercedes como loco?

- Sí.

- Bueno, volví a casa y la encontré sentada en el sillón mirando tele.

- ¿Y no te pareció raro?

- En aquel momento, no. Pero ahora que lo mencionás, es raro.

- ¿Notaste algo raro?

- En aquel momento no le presté la debida atención. Le vi una expresión más relajada de lo que había estado en los últimos días. Para mí fue un alivio. Después de ahí, pasaron tres días más y desapareció. Después de ahí, pasaron tres días más y desapareció.

- ¿Cómo fueron esos tres días?

- No salimos de casa. No hacen falta detalles.

- ¿No notaste ninguna diferencia?

- Sí, claro que sí. Lo atribuía a que ella estaba nerviosa y se sabía condenada.

- ¿Vos estás seguro de que no lo mató?

- Sí, Rusito. Estoy convencido. Tengo un pendrive con la confesión de la persona que lo hizo. Antes de que me hagas la pregunta, te respondo: no te voy a decir quien fue.

- ¿Y en off the record?

- Cuando la entrevista oficialmente se acabe.

- Te lo tomo. Ahora sigamos. Volvió a desaparecer y la encontraron muerta.

- Pasaron como 8 años. Fui a la morgue a reconocer el cadáver. Estaba deshecha. Se voló la tapa de los sesos. Fue horrible.

Continuará...

El Puma

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