PENSANDO EN VOZ ALTA: CRÓNICA DE UN FINAL ANUNCIADO. TARDE, PERO INEVITABLE

 


Y llegó el final. ¿Predecible? Sí, también como inevitable. El ciclo de Martín Demichelis como entrenador de River llegó hasta acá. Una etapa contradictoria, dado que los números eran buenos: tres títulos y una racha ganadora en el estadio Monumental de las más largas de la historia. ¿Alcanzó con esto? Claramente no. Tras la obtención del campeonato local en forma contundente y con una gran ventaja sobre el subcampeón, se pensó que comenzaría otro gran ciclo, el tercero consecutivo protagonizado por entrenadores "de la casa". Sin embargo, tras una reunión en off con periodistas, todo lo bueno hecho hasta ese entonces, se desmoronó. 

El primer llamado de atención fue las eliminaciones en Copa Argentina a manos de Talleres de Córdoba, y en la Copa Libertadores frente a Internacional de Porto Alegre. Allí la merma en el rendimiento era notable. El segundo llamado de atención fue la decisión del capitán del equipo, Enzo Pérez, de no renovar con River y marcharse después de finalizar su contrato. Se intentó poner paños fríos y fingir que había armonía entre el plantel y el cuerpo técnico. Sin embargo, había señales que desnudaban la realidad. Cuando River gana el Trofeo de Campeones, que fue el último partido de Enzo Pérez con la camiseta de la Banda Roja, Demichelis decide sacarlo en los minutos finales para que la gente lo aplauda y al salir, el volante mendocino saludó a uno por uno en el banco de suplentes, menos al técnico. El sol no se puede tapar con un dedo.

Ese segundo título, confirmó al entrenador en su cargo. Sin embargo, el rendimiento seguía siendo irregular, ganando como local jugando de una manera y perdiendo como visitantes con un nivel rozando lo paupérrimo. Los jugadores de River saben perfectamente que en el estadio Monumental deben esforzarse más para evitar los silbidos o insultos por parte de sus hinchas si estos notan que no están dando su mejor esfuerzo. Al salir de Núñez, no tienen esa "preocupación". El ciclo estuvo contra las cuerdas muchas veces. Sin embargo, una seguidilla de triunfos calmaba los ánimos. El tercer título, que fue la Supercopa Argentina ante Estudiantes, con Enzo Pérez enfrente, dio algunos signos de despegue definitivo. Solo fue un espejismo. 

Tras caer en cuartos de final de la Copa de la Liga ante Boca, siendo superado futbolísticamente por su eterno rival, y luego de la eliminación de la Copa Argentina a manos de Temperley, seguido por la derrota ante Deportivo Riestra antes del receso por la Copa América, volvió el temblor y más fuerte. Se pensó que el receso pondría los paños fríos necesarios. Pero el empate ante Lanús en el Monumental y la derrota ante Godoy Cruz en Mendoza, hicieron sonar las alarmas. Ya no había más forma de sostener lo insostenible. La dirigencia de River deberá ahora elegir al sucesor. Para haber tomado tal determinación, se puede creer que ya lo tienen. El oriundo de Justiniano Posse, provincia de Córdoba, dirigirá al equipo por última vez esta tarde ante Sarmiento de Junín como local.

El final del ciclo Demichelis estaba anunciado hace mucho. Puede decirse que este se dio, quizás, demasiado tarde. 

El Puma

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