Y UN DÍA, ANDREA VOLVIÓ. CAPÍTULO 4

 


Ese inesperado encuentro continuó con una caminata por la avenida 18 de Julio para luego sentarse en un café y ponerse al día. “¿Por dónde andabas?”, comenzó Raben mientras se estaban acomodando.        “Bueno – respondió Andrea – ¿por dónde empiezo? Anduve boyando por ahí casi toda mi vida. Pero en los últimos años venía huyendo.

-         ¿Cómo es eso?

-         Bueno, no voy a entrar mucho en detalle…

-         ¿Fue después del episodio Rivera?

-         No. Pasaron cosas.

-         ¿Más cosas?

-         Y sí.

-         ¿Qué cosas? Si se puede saber.

-         Bueno, vos sabés que, para meterme en quilombos, soy mandada a hacer.

-         ¡No cambiás más!

-         Creeme que después de esta última, estoy tratando.

-         ¿En qué quilombo te metiste ahora?

-         Sin entrar en detalles, me metí con la persona equivocada.

-         Nada nuevo.

-         Bueno, digamos que me metí con la persona… realmente equivocada.

-         ¿Qué era lo que la hacía… realmente equivocada?

-         Un casado…

-         No fue el primero.

-         Y mafioso. Me mandó un archivo con imágenes de lo que le pasó a otras personas que intentaron meterse con él.

-         Bueno, tenés las imágenes.

-         Sucedió lo mismo que en ‘Misión imposible’. El archivo se autodestruyó.

-         ¿Quién es el tipo?

-         Uno muy pesado.

-         Debe ser muy pesado para que no te atrevas a decir su nombre.

-         Así es. Escapé de él gracias al padre Joaquín. Me mandó como misionera a África.

-         No te veo misionando a vos.

-         Ni tampoco misioné. Me las ingenié para hacer lo que se me dio la gana.

-         La pasaste bien.

-         No te creas. Me la pasé deambulando por varios lugares de África. Cometí un par de excesos y terminé con dos hijos cuyos padres no sé quiénes son.

-         Fuerte.

-         Sí. El tema era que ya no podía estar más allá. Me di cuenta de que tengo que criar a esos dos chicos. Me los llevé a Buenos Aires y ahí me comí varios chascos.

Continuará...

El Puma

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