CRÓNICA DE UN FRACASO ANUNCIADO


 

Imagen: Diario Uno

    Decir que Boca Juniors fracasó durante la temporada 2023 por perder la final de la Copa Libertadores de América es querer tapar un bosque con un árbol, además de utilizar un discurso resultadista de lo más rancio y absurdo. Analizando el andar del conjunto xeneize durante el año, se concluye que se trata de un equipo sin patrón de juego, sin identidad y dependiendo de alguna de las individualidades que pueda hacer la diferencia. 

    Si hay un equipo que acapara la atención de los medios deportivos hasta el hartazgo, ese es Boca. Ya sea porque está en la cima y es el mejor, como cuando está en horas bajas, se tejen infinidad de historias y rumores con el único justificativo de que el equipo de la Ribera "vende". En el campeonato local tuvo un andar muy irregular, con rendimientos más bajos que altos. En la Copa de la Liga, por primera vez desde su creación, no clasificó a los cuartos de final. En la Copa Argentina cayó en semifinales ante Estudiantes, tras tener un andar muy malo en el que tuvo que recurrir a dos definiciones por penales para pasar de ronda, ante Talleres de Córdoba y Almagro. Solo tuvo un pequeño oasis al obtener la Supercopa Argentina con un contundente 3 a 0 a Patronato de Paraná. 

    Se intentó maquillar todo con su avance en la Copa Libertadores donde llegó hasta el partido final, cayendo por 2 a 1 ante Fluminense en el estadio Maracaná. Sin embargo, su andar no difería con respecto a las otras competencias. Solo ganó 4 partidos y fue durante la fase de grupos ante Colo Colo (dos veces), Deportivo Pereira y Monagas. Luego vino lo más insólito: tanto en octavos de final, cuartos de final y semifinal no perdió... pero no ganó. Sí se lució en las definiciones por penales donde se cargó a Nacional de Montevideo, Racing Club y Palmeiras. Tuvo momentos de buen juego, como el primer tiempo ante Racing en la Bombonera en donde se llevó a su rival por delante y el tramo en la final en la que igualó parcialmente el marcador ante Fluminense. Mostró buenas individualidades como la de Luis Advíncula, el mejor jugador de campo que tuvo a lo largo del certamen continental. Sergio Romero se reivindicó de tantos años de críticas en la "prensa especializada" en la selección argentina y tuvo que ser protagonista en tres definiciones por penales para que se dieran cuenta de que es un gran arquero. Valentín Barco fue la gran aparición, no solamente en Boca sino también en el fútbol argentino. El "colo" mostró pincelazos de gran nivel y confirma que aún está lejos de su techo. Si bien fue utilizado en todas las funciones, menos en la suya natural, el defensor demostró que es cosa seria. Miguel Ángel Merentiel fue otro punto alto. El delantero uruguayo, a base de garra y corazón, supo ganarse al hincha y aportó mucho tanto en el ataque como a la hora de recuperar la pelota. Su adquisición terminó siendo un acierto.

    Quienes quedaron en el debe fueron Darío Benedetto (desde hace mucho tiempo ya), Edinson Cavani, el delantero uruguayo de gran trayectoria y jerarquía pero que está en deuda en cuanto a su rendimiento. Le sobra categoría para revertir su mal comienzo con la camiseta auriazul, tendrá todo el 2024 para intentarlo. Cristian Medina, el joven mediocampista surgido de las divisiones inferiores tuvo una buena primera mitad, mostrando regularidad, pero con el pasar de los meses, su rendimiento fue a la par del equipo. 

    Si bien se quiso instalar que el rendimiento fue bueno por haber llegado a la final (casualmente lo hicieron los mismos que utilizaron el discurso resultadista de que "ser segundo no sirve"), el fracaso de la temporada no fue por perder el partido decisivo, sino por haber ganado 4 partidos (como se dijo antes, sucedió en la fase de grupos) y tener como plan A a Z depender de la habilidad de Romero para la definición por penales. Eso es un éxito para un equipo humilde y sin tradición en el certamen, no para quien es el segundo equipo más ganador de la Copa Libertadores. De un equipo grande se espera otra cosa. 

    ¿Por qué fracasó Boca? Porque hace tiempo que insiste con entrenadores que no están a la altura, su rendimiento viene siendo de mayor a menor desde hace cuatro o cinco años, perdió su identidad y se muestra, por momentos, extrañamente timorato. Y, fundamentalmente, por haber puesto los huevos en una sola canasta en lugar de buscar ser protagonista en todos los frentes como corresponde a un club de su calibre. No hacía falta ser un genio para darse cuenta de que jugando como lo venía haciendo, el fracaso estaba garantizado. Como corolario de todo este rendimiento mediocre, el mayor castigo fue no conseguir clasificar a la Copa Libertadores de 2024. 

El Puma

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