CON IDENTIDAD DEFINIDA


 

Imagen: Infobae

    Argentina va confirmando su, hasta ahora, cómodo andar por las eliminatorias sudamericanas para el próximo Mundial. El equipo albiceleste, tras haber obtenido el título hace unos meses en Qatar, se ve mucho más suelto en la cancha y superando a cuanto rival se le cruzó en el camino. Después de haber jugado amistosos ante adversarios de menor nivel, llegó el momento de jugar por los puntos y de meterse en el barro. Y la selección argentina no desentonó, todo lo contrario. Viene de jugar tres partidos de clasificación y ganó los tres, en dos de ellos superando a su rival de principio a fin. 

    Por la tercera fecha, superó a Paraguay por 1 a 0 con un tanto de Nicolás Otamendi a los 3 minutos. La diferencia fue demasiado corta para la diferencia que hubo entre los dos equipos. Los albicelestes superaron a los guaraníes en todos los sectores de la cancha y, de no haber sido por los palos y la falta de puntería tanto de Lautaro Martínez como de Nicolás González, debió ganar por goleada. La mayor virtud que está teniendo este conjunto es estar aprendiendo a depender cada vez menos de Lionel Messi, siendo consciente de que el astro posiblemente no llegue a disputar el próximo campeonato del mundo. El capitán del equipo estuvo en el banco de suplentes e ingresó en el segundo tiempo. Allí, en poco tiempo, mostró todo su repertorio y una calidad intacta. En 37 minutos estrelló un tiro libre en el palo y casi convierte un gol olímpico (nuevamente el palo le negó el festejo).

    Por la cuarta jornada, derrotó a Perú por 2 a 0 en Lima con una actuación casi sin fisuras. Messi fue la figura y el autor de los dos tantos, además de ser ovacionado por el público local. Pudo haberse anotado uno más, pero fue anulado la terna arbitral.  

    El conjunto albiceleste consiguió una solidez y un equilibrio en todas sus líneas, además de contar con el pragmatismo necesario para los momentos claves del partido. La columna vertebral está sólida y el funcionamiento cada vez más aceitado. Finalmente, tras mucho tiempo de sinsabores, la selección argentina vuelve a sonreír y ya no escucha esas críticas desmesuradas y/o ridículas, sino que es hasta sobre elogiada. Los halagos son merecidos, pero no se debe confiar mucho en quienes saltan de un extremo a otro con tanta facilidad. 

    Luego de mucho tiempo, con un trabajo serio y a consciencia, y ya con resultados a la vista, se ve a un equipo con una identidad definida. Los resultados le dieron una tranquilidad como para seguir en ese camino y ahora preparar al equipo para la siguiente etapa: moldearse y adaptarse cuando Messi decida no jugar más. Amén de los buenos resultados, Argentina consiguió algo mucho más importante que las copas: tener una identidad definida.

El Puma

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