MÓNICA, CAPÍTULO 1
Saliendo de Asunción, en la autopista, un Mercedes Benz último modelo corría como si estuviera en una competencia. El chofer, un experto en velocidad, esquivaba y pasaba a los otros autos como si fuesen conitos decorativos. En el asiento de atrás, una señora muy bien arreglada y vestida, veía el paisaje sin mirar. Solo tenía una idea fija. Mientras más se acercaba al aeropuerto, más ansiosa y nerviosa se ponía. Su plan estaba saliendo demasiado bien y eso la inquietaba.
Al llegar, el chofer la ayudó a bajar. “¿Necesita algo más,
señora?”, le preguntó. Recibió una negativa, se despidió y entró. El hombre
miraba como esa hermosa mujer se perdía en la multitud. Una vez que ya estaba
fuera de su alcance, tomó su celular y discó un número. “Patrón, habla Alicio. Salió
todo a la perfección… no sospecha nada, ya entró… sí, está todo hablado… bien,
patrón”. Acto seguido, se sonrió antes de subirse al auto y salir de allí.
El vuelo hacia Buenos Aires salía una hora más tarde. No
viajaba mucha gente. Ella estaba impaciente por despegar e irse de una buena
vez. Temía las represalias y hasta que no saliera, seguiría intranquila. Todos los
pasajeros habían embarcado. Faltaba uno y no aparecía. La puerta de embarque
estaba por cerrar. En los altavoces se escuchaba: “Pasajera Mónica Villar, del
vuelo 895 a Buenos Aires, presentarse en la puerta de embarque 2”. Pasaron unos
minutos y no aparecía nadie. Llamaron tres veces más con la misma suerte. Al no
presentarse, finalmente decidieron no esperar más y cerraron la puerta. El
vuelo despegó unos minutos más tarde.
Me estoy poniendo al día con la lectura jaja abrazo!!!
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