LA NUEVA HERENCIA, CAPÍTULO 2 (FINAL)

 


En el debut, Stevens fue al banco de suplentes ingresando en los últimos quince minutos dando una gran asistencia para que el equipo marcara el gol del triunfo. La prensa, acostumbrada a endiosar o endemoniar con una facilidad asombrosa, se hizo eco de esa jugada para comparar a Stevens con Halversen. El mismo Polievsky hizo una hora de programa con una encuesta para preguntar cuál de los dos era mejor. Con el correr de los partidos, Stevens se ganó la titularidad y no salió más. El equipo funcionaba a la perfección y terminó consagrándose campeón faltando cuatro fechas. El día de los festejos, Gastón Perrotta, movilero estrella del programa de Polievsky, descubrió que Eugenio había ido a buscar a Stevens porque no pudo conseguir a Daniel Arévalo. Ahí, el conductor del programa empezó a dialogar con sus panelistas, a quien él llamaba “apóstoles”. Uno de ellos, García Durán, postuló que ambos jugadores hasta tenían parecido físico. Luego buscaban semejanzas hasta que el mismo García Durán comentó, como al pasar, “¿y no serán familiares?” A lo que Polievsky, en pose de porteño cancherito, con la mano en el bolsillo y haciendo la mueca del que todo lo sabe, replicó “uno es paraguayo y el otro de Fronha, no veo la familiaridad”. A lo que los “apóstoles” respondieron con un estallido en carcajadas más forzadas que verdaderas.

En ese mismo momento, Fernando Ovejero, periodista de investigación estaba mirando el programa. Vaya a saber por qué, prestó atención a ese comentario banal. Observó las fotos de Stevens y Arévalo y empezó a notar hasta un cierto parecido. No tenía mucho trabajo para hacer y se detuvo ahí. Guardó las fotos en su computadora y comenzó a investigar. Más le llamó la atención que Eugenio y Pedro volvieron a la carga por Arévalo. Esta vez ofrecieron más plata y el jugador presionó para irse. Las condiciones fueron las mismas que por Stevens. No veían la hora de juntar a ambos talentos para la temporada siguiente. Ovejero, que nunca se presentaba a un evento deportivo como periodista, asistió a la primera práctica con los dos talentos. Observó todo. Los gestos eran bastante similares, la forma de caminar, el dominio de pelota. En el campeonato, al equipo comenzó a irle mejor aún y era muy difícil de vencer. Nuevamente se proclamó como el campeón del fútbol argentino. Al día siguiente del festejo, Pedro, Eugenio y Rodolfo estaban exaltantes tras el rotundo triunfo del equipo. Estaban desayunando en la confitería del club cuando miraron el televisor y vieron, en un programa periodístico un videograph que rezaba “Daniel Arévalo sería hijo de Pedro Vlaovic”. Los tres se miraron perplejos. Se levantaron rápido de su mesa y se dirigieron a las oficinas. “¿De dónde sacaron eso?, comenzó Rodolfo.

-         Arévalo es mi sobrino – respondió Pedro – me enteré el día que tomó la decisión de jugar por Paraguay.

-         ¿Cómo fue que te enteraste?

-         Porque ese día me llegó un pendrive con un video y unos documentos con los exámenes de ADN. El chico es hijo de mi hermano Daniel, de una relación extramatrimonial con una chica que trabajaba en casa”.

Pedro fue a su oficina a buscar eso y a mostrárselo a sus dos socios. La pregunta era por qué esa saña por parte del periodismo. “Así hacen hoy – respondió Pedro – buscan mierda por todos lados”. Buscaron el informe por internet y prestaron mucha atención a la voz en off del hombre de prensa del momento: “Daniel Arévalo es uno de los mejores jugadores del fútbol argentino. Nacido en Buenos Aires, natural de este país, pero paraguayo por adopción, fue sumado a las filas de River Plate hace tan solo seis meses. Allí ratificó sus condiciones y obtuvo una nueva estrella para el equipo de Núñez. Hasta aquí, todo parece normal. Sin embargo, el mediocampista que además de optar por representar a Paraguay, también usa el apellido de su madre. ¿Quién es el padre? Investigando con la seriedad con la que caracteriza a este periodista, se descubrió algo curioso. Marisol Arévalo, progenitora de Daniel, trabajó hasta poco tiempo antes del nacimiento de su hijo en la casa de Mariela Vlaovic. ¿Quién es Mariela Vlaovic? Es la madre… o mejor dicho, era la madre de Pedro Vlaovic, uno de los hombres fuertes del Club Atlético River Plate. Se ve que el ex periodista, devenido empresario, tuvo un affaire con Marisol y, en un descuido, concibieron al crack. ¿Habrá llegado el momento en que Pedro, ya más maduro, reconozca a su hijo? Fuentes muy cercanas y confiables dicen que, en cualquier momento, el jugador adjuntará el apellido paterno al suyo y todo quedará en familia”.

Pedro no daba crédito a lo que escuchaba. Eugenio y Rodolfo estallaron en una gran carcajada. “Este pelotudo se cree Sherlock Holmes y es…”, comenzó Eugenio. “Es Fernando Ovejero”, cerró Rodolfo. Pedro dejó un mensaje a Daniel avisándole de ello. Luego abrió su computadora y vio varios mensajes. Eran ofertas por las dos estrellas. Antes de responder, tomó su teléfono y llamó a un periodista de investigación amigo suyo. “¿Hola? ¿Rubén? ¿Cómo estás? Tengo algo para vos, te mando ahora unos documentos para que tengas la exclusiva… sí… exactamente… me entendiste enseguida. Bueno, dale, ahí te mando todo. Abrazo.” Acto seguido, citó a Ovejero a su oficina.

El periodista se presentó en la oficina de Pedro. Se saludaron protocolarmente y dejó que el visitante se explayara. “Mire Vlaovic – arrancó Ovejero – sabía que había algo oculto en las contrataciones de Arévalo y Stevens. O usted me lo dice, o voy a seguir averiguando por otro lado.

-         No entiendo a qué se refiere.

-         Veo que decidió tomarme por boludo así que le comento lo que averigüé.

-         Uy, no veo la hora de saberlo – Pedro sacudió su cara imitando un temblor en forma sarcástica – ¿Qué averiguó el James Bond de la prensa?

-         Arévalo es hijo de una paraguaya, fallecida ella, de nombre Marisol. Estuve averiguando sobre el pasado de la señora en cuestión y… descubrí que trabajó en su casa.

-         Sí, trabajó en casa de mi madre. Sigo sin entender.

-         ¿Daniel Arévalo es hijo suyo?

-         No.

-         Que raro, porque según los registros de su nacimiento, el jugador en cuestión nació poco tiempo después de que la muchacha dejara de trabajar en su casa. Sabe que a la opinión pública no le gusta la imagen del padre que abandona a su hijo. Aunque claramente veo que usted está queriendo redimirse.

-         Mire Ovejero, yo creía desde antes que usted era un pelotudo a pedal. Con esto que está haciendo, ya no me quedan dudas y, es más, es mucho más pelotudo de lo que pensé.

-         Usted también fue periodista. Sabe que lo puedo hundir. Tengo mucha audiencia. ¿Cuánto piensa que vale mi silencio?

-         A esta hora, está Hernán Giustino. Me imagino que sabe quién es.

-         Sé perfectamente quién es.

-         ¿No quiere ver si tiene algo para decir del tema?

-         No tiene nada. Seguro que me va a robar información.

-         Veamos.”

Pedro prendió la tele de su oficina y justo aparecía Hernán Giustino. Comenzaba su columna: “Siempre decimos que antes de dar una información, hay que chequearla. Y no solo una vez. Es muy tentador dar una noticia que puede remover el avispero. Esta mañana, se informó que Daniel Arévalo era hijo de Pedro Vlaovic y que es por eso, además de una redención personal, que el futbolista juega en River. Seamos claros: Daniel Arévalo juega en River porque le sobran condiciones para jugar ahí y donde quiera. Será por eso que desde Italia lo están viniendo a buscar. Llegó una oferta esta mañana desde Juventus por el mediocampista nacionalizado paraguayo, además de otra oferta del Milan por Peter Stevens. La bomba fue arrojada y generó mucho humo. Antes de hacernos eco de esto, rechequeamos la información. Parte de ella es cierta. Marisol Arévalo, madre del volante ´millonario´ trabajó en la casa de la familia Vlaovic. Pero hete aquí que el padre del jugador es Daniel Vlaovic, hermano de Pedro asesinado hace varios años y cuyo crimen quedó impune. Aquí están los exámenes de ADN, puede mostrarlos señor director, que comprueban esta información. Antes de exhibirlos, nos comunicamos con la entidad que reveló estos estudios y comprobamos la veracidad de estos documentos. Una vez más, hay que explicar cómo hacer periodismo para no caer en falacias como estas”.

Ovejero quedó boquiabierto y no sabía qué decir. “¿Cómo te quedó el ojo, imbécil?” le espetó Pedro. “No puede ser”, aseguraba el periodista moviendo la cabeza de un lado para el otro. “Me falta Stevens”, decía casi tartamudeando. "Ahí hay gato encerrado y me voy a enterar”, bramaba desesperado Ovejero. “Mirá, pedazo de hijo de puta, rajá de acá antes de que te rompa el culo a patadas. Y no te vuelvas a meter conmigo, ¿me entendiste?” Ovejero salió de ahí a paso muy veloz. Por la tarde, se confirmaron las ventas tanto de Stevens como de Arévalo. Pedro, antes de que Stevens se hiciera la revisión médica, habló con una persona de confianza del sanatorio para que a la hora de analizar la sangre, le hiciera un ADN. Ambos jugadores viajaron para Europa y del tema de Ovejero no se habló más.

Con el equipo en vacaciones, Pedro iba poco a la oficina. Estando en su casa, sonó el timbre. Era un cartero con un sobre color madera. Agradeció y entró. Vio un sello que decía “confidencial”. Tomó el sobre y lo abrió.

El Puma

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