LA ERA DE NAPOLI


    El fútbol italiano de la década de los 80 tenía, en su primera mitad, a un único dominador: Juventus. El equipo de Turín atravesaba uno de los mejores momentos de su historia, teniendo la base de la selección italiana campeona del Mundo de 1982, además de contar con grandes extranjeros y su megaestrella, el francés Michel Platini (declarado mejor jugador del año en 1983, 1984 y 1985). Milan e Inter eran los habituales perseguidores contando con grandes planteles, pero no pudiéndose comparar con la Vecchia Signora. Había que frenar el dominio juventino y los equipos se preparaban mejor, tanto tácticamente como en los mercados de pases. Verona había conseguido un título en 1985, pero sólo fue un oasis en el desierto. Los bianconeri habían incluso extendido su dominio a Europa, obteniendo la Copa de Campeones en 1985. 



    Desde varios rincones de la península itálica se preparaban para intentar destronar al rey vigente, y de muchos se hablaban, pero había uno que venía haciendo las cosas en silencio y realizando un trabajo de hormiga: Napoli. El equipo del sur había comenzado contratando en 1982 a Ramón Díaz, joven delantero argentino campeón mundial juvenil tres años antes y que brillara en River Plate. El riojano no tuvo un paso muy fructífero. Sin embargo, desde el club seguían confiando en los futbolistas argentinos y buscaron tiempo después a un campeón del Mundo como Ricardo Daniel Bertoni, y a alguien que era la sensación y era llamado a ser el mejor del planeta: Diego Armando Maradona.



    La contratación del astro argentino era algo impensado, puesto a que jugaba en Barcelona y nadie imaginaba que fuera un club del sur de Italia pudiera conseguir su ficha, antes que los cuadros más poderosos. Sin embargo, los primeros tiempos no serían sencillos. Había que ensamblar un equipo y no solamente que comprar estrellas. A partir de 1985, las cosas comenzarían a cambiar. Tras salvarse del descenso un año antes, el conjunto celeste comenzó de menor a mayor, y año a año se veían mejoras. Luego del Mundial que consagrara a Maradona, Napoli formó un equipo sólido en torno al flamante mejor jugador del Mundo. En el fondo, con Ciro Ferrara como pilar, un mediocampo de selección compuesto por Fernando Di Napoli, Salvatore Bagni, Francesco Romano, aparte del ya mencionado Maradona, y una dupla ofensiva como la de Bruno Giordano y Andrea Carnevale, eficaz a la hora de marcar, se gestó el primer scudetto de su historia. 





    Pero se quedó todo ahí. Después de ser campeón, Napoli fue por más y fue a buscar al goleador brasileño Careca, figura de Sao Paulo. La pregunta al principio era cómo si iba a llevar con el capitán y megaídolo. Al poco tiempo, no hizo más falta la duda, el argentino y el brasileño se llevaban muy bien dentro del campo de juego y conformaron una dupla goleadora temible. Sin embargo, cuando el bicampeonato parecía inminente, por la larga ventaja que le había sacado a Milan, llegaron una serie de derrotas y empates sorprendentes y al equipo del sur se le escapó el campeonato de manera increíble. Lejos de desmoronarse, para la temporada siguiente contrataron al mediocampista Alemao. Ese año no pudieron impedir el campeonato de Inter (que solo perdió 2 partidos en toda la temporada), pero sí consiguieron un título continental: la Copa U.E.F.A. (hoy conocida como la U.E.F.A Europa League). Las alegrías continuaban, pero a su vez se estaba empezando a desgastar la relación Napoli - Maradona. El argentino deseaba cambiar de aire y, según los rumores de aquel entonces, el presidente del club, Corrado Ferlaino, le habría prometido dejarlo ir luego de obtener el título europeo. Sin embargo, el clamor popular le hizo cambiar la decisión al titular de la entidad sureña y allí comenzaron los roces con el capitán. Finalmente, lograron convencer al argentino de que permaneciera y consiguieron el segundo scudetto de su historia. Tras el Mundial de Italia en 1990, Maradona tenía su gran desafío: la Copa de Campeones de Europa (la actual U.E.F.A Champions League). Napoli no lograría su cometido y quedaría eliminado a manos de Spartak de Moscú. Allí terminó la gran era del equipo del sur. Maradona sería suspendido poco tiempo después tras dar positivo en un control antidoping y dejaría el club, además de que el plantel se desmantelaría de inmediato.
    En la actualidad se está viendo algo parecido. Un Napoli que viene hace varios años peleando los campeonatos y en constante crecimiento. Este año, a mitad de campeonato, ya le sacó 13 puntos a su más inmediato perseguidor. ¿Alzará su tercer scudetto volviendo a acariciar la gloria o repetirá el campeonato de 1988 cuando se le escapó increíblemente?

El Puma

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