GOLEADORES DE LOS MUNDIALES: 1954, SÁNDOR KOCSIS
El Mundial de Suiza, en 1954, fue recordado por un hecho muy particular: que la gente recuerde más al subcampeón que al campeón. La selección húngara era famosa no solamente por los grandes jugadores que la integraban, sino por los espectáculos futbolísticos que protagonizaba. Sin ir más lejos, fue la primera selección que derrotó a Inglaterra en el mítico estadio de Wembley. También obtuvo la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952, solo le faltaba ser campeón del Mundo.
Los europeos orientales llegaron a Suiza como los máximos favoritos a llevarse el trofeo. Ferenc Puskas era el cerebro del equipo, segundado por Zoltan Czibor y Sandor Kocsis. Este último, goleador implacable que debutó en el Köbányai, donde solo jugó 5 partidos antes de recalar en las filas del Ferencvaros. Allí se hizo notar marcando 70 goles en 84 y el Honved, equipo del ejército húngaro, posó sus ojos en él y se lo llevó. Allí tuvo su mejor versión en la liga de su país marcando 177 goles en 160 partidos. Este delantero nacido el 21 de septiembre de 1929 en Budapest, y cuyo apellido original era Wagner, pero al magiarizarse mutó a Kocsis, llegó al Mundial de 1954 en uno de los mejores momentos de su carrera. Y no decepcionó.
Hungría había goleado a Alemania Federal por 8 a 3 en la zona de grupos, marcando la derrota más dolorosa de los germanos en la Copa del Mundo. En los cuartos de final derrotaron a Brasil y en la semifinal, en un recordado partido, al campeón defensor, Uruguay. Los europeos se pusieron en ventaja por 2 a 0, pero los "celestes" haciendo uso de su histórica garra lo igualaron antes del final del tiempo reglamentario. Sin embargo, en el tiempo de alargue, se impusieron los húngaros para disputar la final ante Alemania Federal. Con el antecedente del partido en la fase de grupos y la arrolladora marcha húngara, el resultado se pensaba como anecdotario. Más con la ventaja de dos goles conseguida temprano. Sin embargo, jamás se debe subestimar a los alemanes. Los germanos, tras la lluvia desatada sobre Berna y con un calzado preparado para esa situación, dio vuelta el partido sobre el final para llevarse la Copa del Mundo. Kocsis fue el máximo goleador del torneo con 11 tantos, pero eso no alcanzó para coronarse.
En los años siguientes, esa selección no pudo ir por la revancha dado que se desmembró por la situación política vivida en Hungría a partir de 1955. Las mejores figuras, durante una gira de la selección, decidieron no regresar a su país y conformaron un equipo de exiliados llamado Hungaria. No tardaron en ser tentados por grandes cuadros del Viejo Continente. Ferenc Puskas se marchó a Real Madrid para formar una de las mejores duplas ofensivas de Europa junto a Alfredo Di Stéfano. Kocsis, tras un corto paso por Young Fellows Juventus, de Suiza (hoy denominado Young Boys), aterrizó en Barcelona donde se reencontró con Czibor y otro exiliado estrella: Ladislao Kubala.
En Cataluña obtuvo dos ligas y dos Copas del Generalísimo (hoy Copa del Rey), una Copa de las Ferias (hoy U.E.F.A. Europa League) y se quedó en la puerta de una Copa de Campeones cayendo en la final frente a Benfica, en Berna, sede que le traería muy malos recuerdos a Kocsis a lo largo de su carrera, concluida en 1966, a los 37 años. En los años siguientes, regentó un bar en Barcelona hasta el año de su muerte, 1979. El delantero estaba enfermo de cáncer y, se dice, se arrojó del séptimo piso de un hospital de la Ciudad Condal, donde estaba siendo tratado por su enfermedad. Fue enterrado en la capital de Cataluña, pero trasladado a Budapest en 2012 a pedido del gobierno húngaro quien deseaba que los grandes campeones históricos estén enterrados en su suelo.
El Puma
Notaza!!! Un grade Kocsis. Hungría es el máximo campeón olímpico con tres medallas.
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