SE RECIBIÓ DE CANDIDATO
Imagen: El Español
El dato frío y concreto es que Argentina derrotó por 3 a 0 a Croacia y clasificó por sexta vez en la historia a la final de la Copa del Mundo. El análisis más fino y profundo dirá que el conjunto albiceleste disputó su mejor partido en el certamen. ¿Por qué? Porque tuvo paciencia para soportar el dominio de Croacia en los primeros minutos, cuando los balcánicos tenían la plena posesión de la pelota, aunque no llegaban a profundizar. Porque su rendimiento fue de menor a mayor con el correr de los minutos, siendo más y más incisivo hasta superar en todo el terreno a un durísimo rival, el vigente subcampeón del Mundo. Porque Lionel Messi fue el titiritero y el dueño de la pelota. Cada vez que el rosarino tomaba el balón, éste parecía pegado a sus pies y no había forma de quitársela, incluso marcado por hasta tres jugadores juntos. Porque Julián Álvarez está llegando a su maduración futbolística en el momento más esperado. Porque el equipo funcionó como una máquina excelentemente aceitada.
Esto es, sencillamente, el resumen del último partido disputado por la "albiceleste". El rendimiento de todo el equipo fue in crescendo durante toda la competencia, comenzando con un muy buen nivel demostrado por Nicolás Otamendi, no solamente en este partido sino a lo largo del Mundial, sólido en la última línea, ganando por arriba ante rivales de mucha mayor altura y contextura física y liderando la defensa. Emiliano Martínez y su seguridad dan cuenta de que Argentina tiene un gran arquero después de mucho tiempo. "Dibu" da confianza tanto en el corte de los centros, como en las salidas, como en los tiros de larga distancia. Hoy no tuvo mucha tarea, pero la misma fue impecable. Nahuel Molina viene consolidándose por el lateral derecho y cuenta con un gran relevo como Gonzalo Montiel. Nicolás Tagliafico reemplazó muy bien a Marcos Acuña, Cristian Romero había comenzado en el debut con muchas dudas y poco a poco volvió a ser el marcador central seguro y con pocas fisuras. Leandro Paredes regresó a la titularidad y se complementó muy bien como doble cinco junto a Enzo Fernández. El nivel de Messi, como se dijo antes, es superlativo. A los 35 años llega - posiblemente - a su último Mundial más que curtido. No tiene la misma explosión o velocidad de antaño, pero regula muy bien el desgaste que debe realizar por partido. Sigue siendo completo, en el sentido de que no solamente finaliza las jugadas, sino que las inicia y asiste a sus compañeros para concretar los ataques. Julián Álvarez comenzó como una opción para ingresar y se quedó con el puesto, mostrándose como el compañero ideal de Messi en ataque. Todo lo contrario sucede con Lautaro Martínez, quien era el titular indiscutido y se mostró falto de confianza. Aún puede revertirlo y sigue siendo una pieza vital en el engranaje de este equipo. Alexis Mac Allister también está cumpliendo un papel fundamental y podría denominarse su labor como "silenciosa". Entró casi a último momento y le tocó la muy difícil tarea de reemplazar a Giovanni Lo Celso, quien se lesionó y no pudo participar. Coopera con la recuperación de la pelota, sin ser un jugador de marca precisamente, y transporta el balón muy rápido a la hora de atacar, además de asistir y de ser una opción para tirar desde larga distancia. En ese último rubro, también se incluye a Enzo Fernández, el pulmotor del equipo.
Párrafo aparte para Rodrigo de Paul, que logró revertir su mal rendimiento inicial para volver a ser el que fue. Decisivo tanto para la recuperación como para las subidas por los carriles en ataque. Evidentemente está algo tocado físicamente porque en los dos últimos partidos, Lionel Scaloni lo cambió en el segundo tiempo cada vez que notaba que el ex volante de Racing comenzaba a mermar en su rendimiento.
Los relevos, hasta ahora, han respondido bien. Lisandro Martínez demostró estar a la altura de las circunstancias cada vez que le tocó entrar y se augura una pronta titularidad para él una vez que Otamendi deje el seleccionado. Germán Pezzella tuvo sus altas y bajas, en este último rubro fue quien cometió la innecesaria falta ante Países Bajos provocando el tiro libre que le dio la igualdad parcial a los "naranjas". Exequiel Palacios tuvo algunos minutos y un buen rendimiento ante México. Finalmente, en esta instancia, Paulo Dybala tuvo sus minutos. La situación del cordobés bien podría compararse como la de Ricardo Bochini en 1986. Un gran jugador, potencial titular, pero que solo tuvo unos minutos por no encontrarle el lugar en el equipo.
Cuando Argentina perdió en su debut ante Arabia Saudita, hubo un cimbronazo. Había muerto el monstruo. En ese entonces, esa derrota podía provocar dos cosas: o los albicelestes entendían que debían ir paso a paso, que tenían que jugar los partidos y entender que con el nombre y el invicto con el que se presentaban, no iba a ser suficiente; o, por el contrario, podía generar angustia, incredulidad y un posterior bajón que hubiese llevado al equipo a un estrepitoso fracaso. Afortunadamente, jugadores y cuerpo técnico fueron por la primera opción y, tal como le sucediera a España en 2010, fueron construyendo todo partido a partido. Surgió la estirpe, la historia y la categoría del seleccionado nacional y gracias a eso, jugará su sexta final del Mundo. En las instancias previas había una estadística más que positiva: Argentina jamás fue eliminada en semifinales en la historia de los Mundiales. Espera a Francia o a Marruecos. Con el último campeón, tiene en el historial 2 victorias (en 1930 y 1978) y una derrota (en 2018), mientras que con los magrebíes jamás se enfrentó en la historia de esta competencia. De la muerte del monstruo llamado la "Scaloneta" por los insufribles resultadistas a la resurrección y posterior crecimiento de la gloriosa "albiceleste", hoy fue el día en que este equipo se recibió de candidato, pase lo que pase en la final del domingo. Y si repite una actuación como la de la semifinal, será muy difícil que la puedan vencer. Sin importar el resultado, lo hecho en este Mundial termina siendo excelente.
El Puma
Gracias!!!!
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