EL FÚTBOL SALDÓ UNA DE SUS DEUDAS


 

    ¿El fútbol tiene deudas? Históricamente muchas. Por citar algunas, no permitió que Alfredo Di Stéfano (futbolista argentino durante fines de la década del 40, toda la del 50 y principios de la del 60), considerado uno de los mejores de la historia participara de la Copa del Mundo, ni para Argentina, ni para España (se nacionalizó ibérico). O que el mítico George Best, jugador de Irlanda del Norte e ídolo de Manchester United, tampoco lo hiciera. Tampoco participó de la cita mundialista, el actual presidente de Liberia y primer jugador africano en obtener el Balón de Oro. Además de las recientemente citadas, una que se saldó este año fue que Lionel Messi pudiera levantar la Copa del Mundo. 

    El jugador rosarino, ganador de cuanta competencia participó, por capricho del fútbol, no lograba levantar la Copa del Mundo. Había estado cerca de lograrlo en Brasil 2014, pero cayó ante Alemania en tiempo suplementario. Luego de cuatro Mundiales en los que cayó en cuartos de final en 2006 y 2010, la susodicha final de 2014 y la eliminación en Rusia 2018 en octavos de final tras muchas controversias, parecía que el fútbol iba a archivar una deuda histórica imperdonable. Tras 16 años en Barcelona, donde obtuvo 10 ligas locales, 7 Copas del Rey, 7 Supercopas, 4 Champions League, 3 Mundiales de Clubes, 3 Supercopas de Europa y 7 Balones de Oro. En la selección argentina, había sido campeón mundial juvenil en 2005 y había obtenido la medalla dorada olímpica en Beijing 2008. En la mayor, cayó en 4 finales: Copa América 2007, Copa Mundial 2014, Copa América 2015 y Copa América 2016. Y vinieron las críticas, despiadadas y hechas por personas que se la pasan sentados delante de una cámara a juzgar, señalar y pedir renuncias y recambios. Ellos nunca pierden. Hacen sus análisis solo en base a un resultado y no en base a un proceso. Esos personajes le pedían que viniera más, aseguraban que Messi no sentía la camiseta, que era español y por eso no cantaba el himno, que miraba siempre para abajo, que no aparecía en los momentos importantes y tantas otras estupideces por el estilo. También lo hacían hinchas de Real Madrid que ofician de periodistas. Esos instalaron todos los sinsentidos mencionados anteriormente, además de instalar una absurda comparación con Cristiano Ronaldo. Estos últimos mostraron la hilacha durante este Mundial. 

    Pero Messi nunca bajó los brazos. Se aguantó todos los disparates reproducidos por ignorantes y necios, siguió insistiendo, una y otra vez. Hasta que obtuvo la Copa América en Brasil, en 2021. Llegó su quinto Mundial y, tras un comienzo poco alentador, fue creciendo partido a partido. Asistió, hizo goles, se puso el equipo al hombro y a los 35 años, tenía el hambre de un chico que recién empieza. Y con humildad y grandeza, terminó tapándole la boca (como si realmente lo hubiera necesitado) a sus detractores. Jugó los 7 partidos completos, marcó 7 goles, de los cuales 2 fueron en la final, fue el mejor jugador del certamen (ya lo había sido en 2014) y dejó a todos sin palabras. 

    

    La imagen y lo dicho en ella resumen todo. "Le pedían que tuviera personalidad (si ganando más de 40 títulos no se tiene personalidad, ¿qué le queda al resto?), que fuera líder (como si nunca lo hubiese sido), que se peleara con los rivales, que cantara el himno. Ya no pueden pedirle nada. O sí, pídanle disculpas". Es hora de que muchos le pidan disculpas y, además, así como esos piden renuncias y recambios, resta preguntar: ¿y para ellos, cuando una renuncia o el recambio? 

    Dentro de las muchas deudas que tiene el fútbol y de las cuales muchas no van a poder saldarse, esta pudo cancelarse. Mejor tarde que nunca.

El Puma



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