ME DICEN EL MATADOR, NACÍ EN TEMUCO


 

    La Nochebuena de 1974 no era una más en Temuco. Ese día nacía uno de los mejores jugadores del fútbol chileno: José Marcelo Salas. Desde muy chico se destacó en el balompié y fue captado por los veedores de la Universidad de Chile para las divisiones inferiores de uno de los grandes del fútbol transandino. Debutó a los 18 años y convirtió su primer gol ante Cobreloa, en una derrota de la "U" por 2 a 1. Su explosión coincidió con una era ganadora del equipo azul, convirtiendo 76 goles en tres temporadas. También había debutado en la selección chilena en 1994 ante Argentina y marcando el gol del empate final en tres tantos. En 1996 alcanza la semifinal de la Copa Libertadores, cayendo ante River, tras igualar en dos goles en Chile (marcando uno él) y caer por 1 a 0 en la vuelta a Buenos Aires, donde el árbitro ecuatoriano Alfredo Rodas ignoró un clarísimo penal que se le cometió a Salas, hecho que pudo haber cambiado el rumbo de esa serie. Poco tiempo después de ese hecho, apareció en el radar de Boca Juniors, que se anticipó a todos para hacerse los servicios de "El Matador" (apodo puesto por la pose que hacía cada vez que festejaba un gol). Sin embargo, tras haber llegado a la institución de la Ribera y haber dormido en la concentración "xeneize", Carlos Salvador Bilardo lo desechó por considerar que ningún jugador chileno tenía la capacidad de triunfar en el fútbol argentino. Para un entrenador que fue campeón del Mundo, era un concepto demasiado hueco y sin sentido. 



    De buenas a primeras, se lo llevó River Plate. Si bien más de uno pensó que el transandino venía a Núñez por descarte o para llevarse a un jugador originalmente pretendido por su eterno rival, alimentando el popularmente llamado "folcklore del fútbol", Salas demostró enseguida condiciones para triunfar en Argentina o en cualquier lugar al que fuera. Debutó como titular en un Superclásico, disputado en la Bombonera y marcó el tanto del primer empate transitorio (partido que Boca ganó por 3 a 2), además de lucirse por demás ganándose el cariño de su hinchada de inmediato. A fuerza de goles y de grandes actuaciones, la idolatría se hizo presente. Marcó dos goles ante Vélez, en una noche lluviosa en el estadio Monumental, y dio su primera vuelta olímpica con la Banda Roja puesta. Luego vinieron dos títulos locales más, una consagración a nivel continental consiguiendo la Supercopa tan esquiva para los de Núñez, marcando los dos goles de la final ante Sao Paulo. 


    No solamente triunfaba en su equipo, en la selección conformó una gran dupla ofensiva junto a Iván Zamorano, con quien se entendía de maravillas y consiguieron la clasificación al Mundial de Francia 1998. Como no podía ser de otra manera, Europa era el destino de "El Matador". Lazio fue quien consiguió hacerse de sus servicios, cuatro meses antes del Mundial mencionado. En el Campeonato del Mundo, le hizo dos goles a Italia en el debut y realizó cuatro en total en igual cantidad de partidos. Chile llegó a octavos de final, donde cayó ante el campeón vigente, Brasil. En el Viejo Continente, debutó con un gol de taco (en el campeonato italiano) en Milán ante Inter. En Lazio, como era de esperarse, el chileno pasó a ser ídolo en muy poco tiempo y logró el "scudetto" en su segunda temporada (el segundo logrado en la historia de la institución romana). Tras tres años, el traspaso al grande europeo llegó. Juventus se lo llevó para que juegue en la delantera junto a David Trezeguet.




    Pero en el mejor momento de su carrera, una rotura de ligamentos cruzados cambió drásticamente la historia del delantero. Si bien mostraba su calidad a cuentagotas, ya no volvería a ser el mismo. Obtuvo la liga con el gigante de Turín, pero fue perdiendo lugar en la consideración del cuerpo técnico. En vías de recuperar rodaje, regresó a River en 2003. Allí, durante dos años, no logró jugar con continuidad debido a las reiteradas lesiones. Sin embargo marcó 17 goles en 48 partidos. En su último semestre, logró jugar con más frecuencia, mostrando su calidad, pero ya no era el mismo. En 2005, regresó a la Universidad de Chile, pero ya pensando más en el retiro que en la continuidad. Siguió jugando hasta 2008, demostrando que era un distinto, pero con muchos problemas físicos. 



    Tras su retiro, no se dedicó a la dirección técnica. Pero sí se hizo propietario de Deportes Temuco, de su ciudad natal. Con ese club logró disputar un par de temporadas en la primera división chilena. Actualmente milita en la Primera B, intentando regresar a la máxima categoría. Marcelo Salas estuvo entre los mejores del mundo durante un tiempo y hasta su lesión no tenía techo. Si bien es algo incomprobable, hubiese estado bueno saber hasta dónde podría haber llegado "El Matador" de Temuco.

El Puma

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