REPORTAJES DE BORIS STEPANEK: BRUNO CAMPAGNOLI, CAPÍTULO 9 (FINAL)
¿Por qué cree que cae el gobierno de Guadalupe?
- Porque no hay mal que dure cien años. Todo se acaba. Creo que al ejecutar a Caco, le sucedió algo inédito: se humanizó un poco. Caco fue su amor. Después de ejecutarlo, no tuvo una aparición pública más. La gente empezó a verla como una figura más frágil y por eso se animó. El caos reinaba, y cuando eso sucede, siempre se espera que aparezca el líder. Ella no aparecía.
- En breve vienen las elecciones, ¿usted va a votar?
- No.
- ¿Por qué?
- Por lo que ya le dije antes. No me siento parte de Fronha hoy.
- ¿Cree que Joao Paulo Peres Del Gobbo será el nuevo presidente, o piensa que será Alessio Cacciatti?
- La verdad, no lo sé. Es todo un misterio.
- ¿No le intriga aunque sea un poquito?
- No.
- ¿Tiene alguna opinión formada sobre ellos?
- Peres Del Gobbo es la opción más joven e innovadora, pero no sabemos si la sociedad en Fronha va a aceptar como presidente al hijo de una pareja homosexual. Hay muchos prejuicios. Cacciatti no me inspira ninguna confianza.
- ¿Está seguro de que no le interesa ni un poquito?
- Absolutamente.
- ¿Pero no piensa que puede ayudar a la reconstrucción?
- ¿Qué reconstrucción puedo hacer yo a mi edad? Lo único que me interesa hoy en día son mis hijos y mis nietos.
- Hábleme de ellos.
- Gianluca es un empresario muy importante, creo que eso ya lo sabe. Vive en Milán, lo veo los domingos, pero hablamos seguido por teléfono. Francesca está casada con un bergamasco. Vive en la ciudad baja y viene seguido a visitarme. Carolina está terminando sus estudios. Seguramente hará un master en el extranjero.
- ¿A quién ve más parecido a usted?
- A Carolina, sin dudas. Es muy activa, tiene curiosidad y muy positiva.
- Volviendo a Edú, hábleme un poco más de él.
- Edú fue mi mejor amigo. La persona en quien yo más confiaba, que sabía todo sobre mí. Fue quien me ayudó a escapar y la única persona en Fronha que sabía dónde estaba yo.
- ¿Sólo él lo sabía?
- Sí.
- ¿Hubo alguna represalia en contra de él?
- No, porque esto que le estoy contando es una primicia para usted. Y ese secreto que guardó, se lo llevó a la tumba.
- Usted dijo que varios amigos lo ayudaron.
- Sí, pero sólo eso. Quien mantenía contacto conmigo era Edú.
- ¿Él venía a visitarlo en ese período?
- Sólo vino una vez mientras yo estaba desaparecido. Pero ni siquiera se quedó en mi casa. Nos encontramos en Roma por unos días. Cuando volví para Italia, él venía seguido hasta que se instaló en Bergamo. Eligió terminar su vida aquí.
- ¿Cuál de las pérdidas sintió más en sus matrimonios?
- Las dos por igual.
- Quiero decir…
- Ya sé lo que quiere decir.
- Me expresé mal, discúlpeme.
- No se preocupe. Se lo voy a contestar. Las dos por igual porque a ninguna de las dos las pude despedir.
- ¿Cómo es eso?
- No estuve en ninguno de los dos entierros.
- ¿Y su segunda esposa?
- Elena no pudo soportar mi encarcelamiento y condena. Fue a los organismos internacionales de derechos humanos y jamás obtuvo una respuesta. Enfermó y tuvo una muerte lenta y espantosa. No pude despedirme de ninguna de las dos – en ese momento, se quebró y lloró. Retomamos la entrevista después de unos minutos –.
- ¿Elena sabía de su pasado?
- Ya le dije que sólo Edú lo sabía.
- Es cierto. ¿Ella se lo reprochó?
- No. Mis hijos sí lo hicieron cuando ella falleció.
- ¿Guarda algún rencor?
- Ya no. Ni el rencor, ni el resentimiento, ni la venganza me van a devolver a Carolina, Giacomo o a Elena. El tiempo puso todo en su lugar y quienes lo hicieron ya pagaron. Me quedan mis hijos, mis nietos y cuánto quiera Dios que permanezca en esta vida.
- ¿Qué expectativas tiene de ahora en más?
- Vivir día a día de la mejor manera posible”.
Me quedé sin preguntas. Permanecí ahí callado por unos minutos para luego retomar una charla totalmente informal. Había obtenido mucha información y muy valiosa, pero entendí que no debía seguir escarbando. Ese hombre me dio una lección de vida.
Boris Stepanek
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