REPORTAJES DE BORIS STEPANEK: BRUNO CAMPAGNOLI, CAPÍTULO 7
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Se comentaba en
Fronha que ellos no se amaban, ¿a usted eso le consta?
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No del todo, pero he
tenido indicios.
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¿De qué tipo?
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Cuando fui a
visitarla a la cárcel…
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¿Usted la visitó en
la cárcel?
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Sí, cuando la
detuvieron por marchar contra el régimen. Fue poco después de que termináramos nuestra
relación. Ella fue a la marcha y la detuvieron. Yo fui a visitarla y me confesó
que había tenido relaciones con Yayo.
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¿Mientras estaba con
usted?
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Sí.
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¿Y cuáles fueron los
indicios que usted tuvo?
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Me lo dijo con cargo
de conciencia. Y después me dijo que Yayo era frío.
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¿Cómo sabe que tenía
cargo de conciencia?
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Después de un tiempo
de estar con una persona, algo se la conoce. Guadalupe era de esas personas que
uno nunca terminaba de conocer, pero algo la conocí.
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¿Y cómo terminó ese
encuentro?
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Primero me pidió que
no la abandonara, pero cuando vio que no tenía intenciones de volver, me insultó
y me echó.
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¿Usted cree que ella
lo seguía amando?
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Realmente no lo sé.
No sé siquiera si me amó, y si lo hizo, tenía una manera muy particular.
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¿Por qué lo dice?
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Porque nos peleábamos
todo el tiempo. Discutíamos por estupideces. Sí creo que hubiera, en el fondo,
preferido estar conmigo a estar con Yayo.
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¿Por qué?
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Ninguna mujer con dos
dedos de frente podría haberse enamorado de Yayo. Era feo por fuera y más por
dentro.
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Noto cierto
resentimiento o celos, quizás, en esa última respuesta.
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No, jamás tuve celos
de Yayo. Pero siempre pensé que era un monstruo.
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¿Por qué llegó a esa
conclusión?
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Era cínico. En clase
era insufrible. No enseñaba, adoctrinaba. No sé qué clase de idiota pudo
haberle dado un cargo universitario a una persona tan primitiva.
El Puma
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