PALPITANDO EL MUNDIAL: ARGENTINA

 


    Argentina es un caso atípico. Tiene una dirigencia altamente cuestionada, una liga que cada vez es menos mirable, pero siempre provee talentos a los mejores equipos del mundo. De allí salieron varios cracks como Alfredo Di Stéfano, Diego Armando Maradona, Enrique Omar Sívori, Lionel Messi, Gabriel Batistuta, Mario Kempes, Daniel Passarella y tantos otros. Su selección fue campeona moral durante muchos años, pese a haber sido finalista en la primera edición en 1930, hasta que lo fue en la realidad, por primera vez, en 1978. Si bien existe un sector que atribuye la obtención de ese campeonato al gobierno de facto que había en ese entonces, no se puede cuestionar que el equipo contaba con jugadores y nivel de juego de sobra para levantar la Copa del Mundo. Ocho años más tarde, en México, volvió a consagrarse con un equipo bien armado, ordenado y con un as de espadas llamado Diego Armando Maradona. 

    En los mundiales siguientes, pese a contar con grandes camadas de jugadores, no logró volver a consagrarse, pero fue un animador constante. En 1990 llegó a la final con más buena voluntad que buen juego y una dosis de suerte. Cuatro años más tarde, con un equipo plagado de figuras, no pudo superar los octavos de final. En 1998 cayó en cuartos de final en los minutos finales. Su peor perfomance fue, sin dudas, en 2002 donde no pudo pasar la primera ronda, siendo uno de los serios aspirantes tras una gran eliminatoria y resultados previos ante los mejores equipos prestigiosos. En 2006, con un rendimiento con picos muy altos, pero con falta de regularidad, cayó otra vez en cuartos de final, resultado repetido en 2010 y con el mismo rival, pero sin un estilo de juego definido. En 2014 fue cuando estuvo más cerca. Con un equipo compacto, equilibrado y la estrella del momento, Lionel Messi, tuvo posibilidades concretas de ser campeón, pero cayó con Alemania en la final, habiendo sido superior a su rival. Esa generación perdería dos otras definiciones en la Copa América, ambas frente a Chile, donde los penales le fueron esquivos. Eso provocó un desgaste muy grande y esa camada llegó muy golpeada a Rusia 2018, mostrando un nivel muy bajo, cambios permanentes de entrenadores y un desorden institucional preocupante. Jorge Sampaoli, director técnico en el último Mundial, solo aportó confusión. Casi repite el resultado de 2002, jugando igual o peor, pero se fue eliminado por Francia, a la postre campeón, por 4 a 3 y con la sensación de que estuvo muy cerca de forzar el alargue, a pesar de haber sido superado largamente durante casi 80 minutos. 

    Luego de eso, vino el recambio. Lo asumió Lionel Scaloni, quien había sido ayudante de Sampaoli. Lo hizo en forma provisoria hasta que se encontrara un entrenador. Si bien se decía que ninguno quería asumir, la realidad es que la dirigencia de la Asociación del Fútbol Argentino no llamó a nadie y apostó por el novato Scaloni. Este último, soportando las críticas de todo el ambiente futbolístico, optó por el perfil bajo y fue haciendo un trabajo de hormiga durante los últimos 4 años. Tras muchos ensayos, estuvo a punto de convertirse en un eterno "equipo en formación". Hasta que llegó la Copa América 2021, en Brasil, en la que se consagró campeón. Ese fue el detonante para mejorar el nivel de juego y que el equipo se soltara. La última demostración se vio en la "Finalissima" ante Italia, en donde se superó con claridad al campeón europeo y se mostró muy sólido, además de pragmático.

    ¿Es candidata la Argentina en el próximo Mundial de Qatar? Es toda una incógnita. La sensación es que este equipo no va a tener término medio: o se va temprano (octavos de final como mucho) o llega al podio de los cuatro primeros. Es un equipo que se vuelve muy sólido cuando se pone en ventaja, pero aún no se lo ha visto en la situación inversa y es ahí donde se originan los interrogantes. Viene con mucho ímpetu, muy inflado por la crítica (la misma que la denostaba hasta hace poco más de un año) y hasta con un apelativo: la Scaloneta. De más está decir que si el resultado no llega a ser positivo, esa crítica ciclotímica no tendrá piedad en decir que el seleccionador no tiene experiencia otra vez. Finalmente, para responder a la pregunta del inicio del párrafo, la respuesta estará en el verde césped.

El Puma

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