LA SEGUNDA VUELTA DEL CÍRCULO


 

            Marcos acababa de ser enterrado. El funeral fue con muy poca asistencia. Solo su viuda y algunos allegados se hicieron presentes en un día lluvioso. La ceremonia fue muy corta y, hasta podría decirse, insulsa. “¿Qué vamos a hacer con vos? – comenzó a exponer una voz solemne pero firme – Mirá que te di una gran oportunidad.

-         ¿Y vos quién sos?

-         No, otra vez no. Estamos teniendo un déja vu. ¿O después de tu primer pecado ya te olvidaste?”

Marcos quedó mudo. Acostumbrado él a hablar y a dar vuelta argumentos en forma magistral, esta vez no tenía respuesta. “Bueno – retomó la voz – por lo menos te queda algo de vergüenza. Supuse que me querrías engatusar, como hiciste con todo el mundo. Ahora, después de que te devolví a la vida y que te di la posibilidad de empezar de cero, decime con tus palabras, ¿qué te pasó?

-         No pude.

-         Esforzate un poco más, no me hagas una actuación de telenovela. Estamos en mi Tribunal. Y es la segunda vez. No hice eso con nadie. ¿Por qué pensás que lo hice con vos?

-         Habrás querido desafiarte.

-         Explicame eso, por favor.

-         Creo que sabés lo que quiero decir.

-         Sí, pero lo quiero escuchar con tus palabras.

-         Te estás divirtiendo, ¿verdad?

-         Otra vez, como a lo largo de toda tu vida, te estás equivocando. No te lo voy a explicar, simplemente te voy a volver a preguntar. ¿Por qué pensás que te di otra oportunidad?

-         La verdad… no lo sé.

-         ¿Y por qué no lo sabés?

-         No me hagas decir todo lo que hice. Vos bien me lo dijiste en nuestro encuentro anterior.

-         Y aún así, repetiste la historia.

-         No lo pude evitar.

-         ¿Qué cosa no pudiste evitar? ¿Estafar a tu gente de confianza? ¿Engañarlos teniendo relaciones con sus esposas?

-         ¿Vos viste lo que estaban esas mujeres?

-         Yo las cree, no me lo digas a mí.

-         Y si vos fuiste capaz de crear algo tan perfecto y de darme de nuevo la posibilidad de empezar de cero, ¿por qué no evitaste que yo hiciera todo lo que hice?

-         Porque así como yo te cree, te di total libertad para actuar. Ahora, todo tiene consecuencias. El que las hace las paga, y tu cuenta es enorme.

-         No sigas, simplemente condename. Me lo merezco.

-         Es bueno que seas consciente de eso. Ahora mismo, comenzará tu castigo.

-         ¿Cuál va a ser?”

Se produjo un silencio. Marcos insistía, pero no obtenía respuestas. Con el correr de los segundos, se asustaba más y más. Intentaba hablar y no podía emitir sonidos. De pronto, todo se apagó.

Los médicos habían hecho todo lo posible por revivir ese cuerpo tirado en la camilla. Después de dos shocks eléctricos fortísimos estaban a punto de rendirse, pero uno de ellos gritó “vamos, uno más”. “Despejen”, dio la orden el mismo y tras un gran shock que hizo sobresaltar al paciente, el corazón volvió a arrancar. Marcos estaba otra vez entre los vivos.

Al año siguiente, tras sentir un vacío muy grande que incluyó una separación y pérdida de gran parte de su patrimonio, quiebra de su empresa y repudio de todo su círculo íntimo, Marcos se encontraba sentado en el banquillo de los acusados. Había escuchado los alegatos en su contra y ahora estaba enfrentando la decisión del juez. “…Por eso este Tribunal resuelve declarar al acusado Marcos Silvera Figueroa culpable y lo condena a una pena de reclusión de 10 años de prisión…” Ni se inmutó. Entendió todo en ese momento y aceptó sin chistar. Miró hacia arriba buscando alguna respuesta. Luego de unos segundos, siguió con la mirada hacia allí y dijo: “Ya entendí, gracias”.

El Puma

Comentarios

Entradas populares de este blog

LAS BONDADES DE TUCUMÁN

¡AVE CÉSAR!

DOS QUE QUIEREN VOLVER A SER