FRONHA: TOTO Y LORRAINE, CAPÍTULO 5
Los tiempos que siguieron fueron de mucha intriga. En la corte no volaba una mosca, había temor reverencial al monarca. Pumowsky era el único que tenía llegada y que estaba enterado de todo lo que sucedía. Toto recorría las
cuatro islas con frecuencia. Los cortesanos sostenían que lo hacía por estar aburrido, Pumowsky sabía que era por pasar la menor cantidad de tiempo con Lorraine.
Llegó el alivio para Toto al enterarse de que la reina esperaba al heredero. Pero en el interín, se reprimía. Deseaba estar con otras mujeres, pero sus principios eran más fuertes. Cuando la tentación era muy fuerte, iba a confesarse y a flagelarse.
Pumowsky advertía que algo andaba mal. No tenía certezas, pero tenía la sensación de que alguien quería atentar contra Toto. Prestaba mucha atención a quienes lo visitaban, a la servidumbre y a todos los cortesanos. Estaba más tenso que el rey.
Una noche, Pumowsky se encontraba en su habitación, sentado frente a la chimenea, muy reflexivo. Sus pensamientos luchaban contra su sueño. De pronto, cuando su cabeza se venció y se golpeó contra la mesa, se sobresaltó. No tuvo tiempo ni de levantarse y apenas vio una mano con un puñal atravesándole el pecho. Miró atónito mientras se desangraba y caía al suelo. Intentaba levantarse, pero ya era en vano, pereció en cuestión de segundos.
Continuará...
El Puma
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