FRONHA: CHALO EL MALO, CAPÍTULO 2
Chalo entró a la sala sin anunciarse. “Ya que Magalí te educó, podría haberte enseñado a golpear antes de entrar, espetó Lorraine.
- Ay, madre, madre, exclamó Chalo, ¿qué podría estar haciendo usted como para que no viera?
- Podría estar cambiándome…
- Por favor, madre. Evitemos esto y vayamos a lo que nos importa. Se acerca mi cumpleaños… bueno, ya sabe cuál será mi regalo. Solo quiero hablar de los detalles.
- Aún no sabemos si te coronarás ese día.
- Madre, déjese de egoísmos. La Carta Magna me corona en mi cumpleaños número 18, o sea, el próximo. No hay nada que usted pueda hacer.
- Claro que sí. Aún estoy al mando.
- Madre, no quisiera tener que usar la ley en contra suyo, pero créame que lo haré si continúa con esa postura.
- Mocoso malcriado y consentido. No tienes idea de lo que he hecho para estar aquí.
- No lo dudo. Pero todo tiene un fin. La diferencia es que su fin será en vida, el mío no.
- Eres un insolente.
- Se lo diré una sola vez, madre. La semana próxima, yo seré el rey, amo y señor de este país. Y si no hay coronación, usted se verá envuelta en problemas muy serios.
- ¿Me estás amenazando? ¿A mí? ¿A tu madre? A la reina de Fronha.
- Usted es reina regente, beneficio que obtuvo luego de la muerte de padre. Aún no hubo una explicación sobre la “misteriosa muerte” de padre.
- ¿Qué estás insinuando?
- ¿Yo? Nada aún. Pero no me creo el cuento de la muerte repentina.
- Es algo común, querido hijo. Tu abuelo también falleció de esa manera.
- No, no, no, no – decía mientras movía su dedo anular derecho y sonría más y más –, abuelo sufrió un ataque al corazón y estaba rodeado de testigos. La única testigo que vio morir a padre, fue usted. Y, sabrá disculparme, madre, yo a usted no le creo.
- Estar mucho tiempo con esa maldita vieja serpiente te afectó. Te ha llenado la cabeza en contra mío.
- No se equivoque. Nadie me llena la cabeza, soy simplemente intuitivo. Además de un gran artista. Arregle los detalles del día de la coronación, y tendremos paz”.
Chalo se dio vuelta y salió. Lorraine caminaba de lado a lado como león enjaulado, cada vez más rápido y respirando con agitación.
Continuará…
El Puma
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