FRONHA: EL REY LUBE, CAPÍTULO 1

 


          Los barcos llegaban a destino. El nuevo rey llegaba después de años de instrucción fuera de Fronha. La reina regente lo recibía con alegría. Una vez que Lube bajó a tierra, fue recibido por su madre y por una multitud que vivaba a su monarca. Sonriendo, saludaba a su pueblo y cerraba el puño con fuerza. Se subió al carruaje donde Magalí lo esperaba. Arrancaron hacia Fromberg. “Me alegra que estés por aquí de nuevo, hijo, comenzó ella.

-        Gracias, madre.

-        Quiero que entiendas, que aunque en los próximos días te corones como rey de Fronha, tendrás muchos detractores.

-        Como ha sido con todos los reyes en la historia de este país.

-        No es para que te lo tomes a la ligera.

-        No podrán conmigo, madre. Vine decidido a torcer el rumbo y a cambiar la historia.

-        ¿Con qué medidas?

-        Con las medidas de aceptar a todos como lo que son.

-        No entiendo.

-        Claro, madre. Nuestro reino y nuestro pueblo son retrógrados. Mientras continúen así, no avanzará. Eso es lo que padre entendió, un poco tarde tal vez.

-        Tu padre deseaba otra cosa, hablaba del crecimiento, de aumentar la población, abrir la inmigración…

-        Y yo completaré su obra y la mejoraré.

-        ¿Qué es lo que tienes en mente?

-        Eliminar a todos los miserables retrógrados de nuestro país.

-        Me temo que eso no te será fácil.

-        Lo lograré, madre. Nadie me va a impedir nada, soy el rey. El amo y señor de estas islas.

-        No te olvides que Toto hará todo lo posible…

-        Ja, ja, ja, ja, ja, no me haga reír, madre. Mi querido hermano es muy noble, pero totalmente previsible y torpe.

-        Yo no lo subestimaría. Tiene muchos adeptos y aliados. En la Isla del Sol todos están con él.

-        Por favor, querida madre. No perdamos ni un segundo en hablar de él. Yo seré el rey, ha sido la voluntad de padre. Y si tengo que eliminar a ese miserable retrógrado de hermano, - cerraba el puño - no me temblará el pulso. Abriré la inmigración a otros pueblos y llenaré de habitantes variados a nuestro país. Gobernaré con puño de hierro – volvió a cerrar su puño - , y al que no le gusta, su destino serán las pirañas”.

Llegaban al Palacio Real de Fromberg. Una multitud esperaba por el nuevo monarca. Lube caminaba saludando a todos con el puño levantado y apretado. Entró al salón principal donde fue coronado y salió al balcón a saludar a la muchedumbre.  Estuvo 20 minutos hasta que se dio vuelta y volvió a entrar. Se dirigió a su nueva habitación y tomó entre sus brazos un libro de anotaciones. Lo abrió y observó muy atentamente. “Yo lo haré aún mejor, padre”, exclamó.

Pasó los días siguientes encerrado en su habitación con distintas mujeres, emulando las noches de lujuria de Jacho. “Salud, padre”, decía cada vez que consumaba sus actos.

Continuará...

El Puma

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