EL DÍA QUE LA GENERACIÓN DORADA DE COLOMBIA FUE APLAUDIDA EN BUENOS AIRES



El domingo 5 de septiembre de 1993, se definía el Grupo A de las eliminatorias sudamericanas, con vistas al Mundial de Estados Unidos del año siguiente. Argentina, que estaba en el segundo lugar del grupo, debía recibir y vencer al puntero, Colombia. El conjunto albiceleste venía de perder un invicto de 33 partidos (en realidad fueron 31 sin contar dos triunfos contra combinados de Resto de América y Resto del Mundo) justamente a manos del combinado cafetero con un inapelable 2 a 1, en Barranquilla, con tantos de Iván Valenciano y Adolfo Valencia, más conocido este último como el "Tren". En el estadio Monumental, todos pensaron que las cosas iban a ser diferentes. Bajo el sol de Barranquilla, el dominio colombiano había sido absoluto y el gol obtenido por Ramón Ismael Medina Bello en los minutos finales salvó la ropa de los abicelestes que debieron ser vencidos por una diferencia mayor. 

En Buenos Aires, en los últimos días de frío, todo hacía suponer que los dirigidos, en ese entonces, por Alfio Basile, con la calidad de sus jugadores y el apoyo del público, con Diego Armando Maradona presente, iban a derrotar al combinado cafetero. Este último contaba con la calidad de jugadores más que suficiente para evitarlo. Francisco Maturana, su director técnico, pregonaba un fútbol ofensivo, de pelota jugada a ras del suelo y de llegada prolija. Para ello contaba con grandes intérpretes y con un director de orquestra como Carlos Valderrama manejando los hilos. A su lado, Freddy Rincón, jugando por las puntas e imprimiendo velocidad y potencia. Detrás de ellos dos, Leonel Álvarez recuperaba las pelotas para entregárselas. Y adelante, con dos tanques como Faustino Asprilla y el "Tren" Valencia, la contundencia estaba garantizada. 



El partido comenzó como se esperaba, con un equipo necesitado buscando abrir el marcador, como Argentina y otro con la tranquilidad de tener al tiempo y al nerviosismo del rival como aliados. Durante el primer tiempo, el arquero colombiano Oscar Córdoba fue fundamental para mantener el arco colombiano en cero. Cuando estaba por finalizar la etapa inicial, una genialidad de "el Pibe" Valderrama, dejó solo a Rincón con el arquero Sergio Goycochea, y así los cafeteros se pusieron en ventaja. 

Si Argentina entró con nerviosismo al principio, en el complemento, este se multiplicó. Los dirigidos por Maturana estaban preparados para el contragolpe y este terminó siendo un arma letal. Así llegó el segundo tanto por intermedio de Asprilla. Eso hizo reaccionar al local. Vino un aluvión ofensivo que agigantó la figura de Córdoba. Gabriel Batistuta, el goleador histórico albiceleste, no pudo vulnerar el arco colombiano. Fernando Redondo, volante central exquisito y estrella, se retiró silbado por el estadio cuando fue reemplazado. Cuando ese tifón aflojó, Colombia asestó el golpe de gracia. Nuevamente Rincón marcó, para el 3 a 0 y al minuto siguiente, una exquisita definición de Asprilla selló el 4 a 0. El público, entre enojado y sorprendido, reconoció la labor de los cafeteros aplaudiéndolos o gritando "ole" cuando hacían circular la pelota. Y sobre llovido mojado, Valencia puso el 5 a 0 definitivo e histórico.



Esa generación del fútbol colombiano siempre será recordada por el altísimo nivel exhibido, pero especialmente por haberle asestado a la selección argentina su peor derrota en una eliminatoria jugando de local. Tal fue el impacto por la derrota Argentina que la prestigiosa revista "El Gráfico" publicó una tapa negra para la edición de esa semana. Ese equipo logró silenciar a los hinchas argentinos, pero además consiguió que le reconocieran su trabajo, y eso no es poco.

El Puma

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