CUANDO MARADONA ESTUVO A PUNTO DE IR AL OLYMPIQUE DE MARSELLA


 

Corría el año 1989. El Napoli, de la mano de Diego Armando Maradona se había vuelto protagonista habitual de la Liga Italiana de Fútbol, tuteándose con los tres equipos grandes de la Península: Juventus, Milan e Inter. Ese año, Milan iba a obtener la Copa de Campeones de Europa (hoy conocida como la U.E.F.A Champions League) en forma brillante y contundente con goleadas a Real Madrid en semifinal y a Steaua Bucarest en el partido final. Inter, de la mano de Lothar Matthaus, Andreas Brehme y Ramón Díaz se iba a llevar el Scudetto, también de forma inapelable y contundente: solo perdió 2 de los 38 partidos jugados. El Napoli, pisaba fuerte en la Copa U.E.F.A., hoy conocida como Europa U.E F.A. League. Con Maradona como capitán y líder, la potencia goleadora de Antonio Careca, la solidez de Alemao y varios jugadores con nivel de selección, el equipo del sur de Italia dejaba afuera a Juventus en cuartos de final, tras una remontada épica en el estadio San Paolo (hoy rebautizado con el nombre de su entonces capitán), por 3 a 0, habiendo perdido 2 a 0 a la ida en Turín. En la semifinal, eliminó al poderoso y siempre complicado Bayern Munich y en la final, venció a Stuttgart que contaba con Jürgen Klinsmann como figura y goleador. 

A pesar de estar feliz en Nápoles, Maradona deseaba cambiar de aire y tener un nuevo desafío deportivo. Según el astro argentino, Corrado Ferlaino, presidente del club, le había prometido dejarlo ir si obtenía algún título importante. Nada mejor que hacerlo luego de obtener el trofeo continental (el único que Napoli tiene en sus vitrinas). Era vox populi que Maradona se iba e incluso se había deslizado su destino: Olympique de Marsella. El equipo del sur de Francia comenzaba un proyecto ambicioso desde la asunción de Bernard Tapie como presidente. Pretendía armar un equipo competitivo, no sólo para dominar la liga francesa, sino también posicionarse como protagonista a nivel europeo. Ya tenía en su equipo al implacable goleador Jean Pierre Papin y quería causar un fuerte golpe de efecto. Marsella parecía un destino pintado para el argentino, tal como lo fue Nápoles en 1984. Sin embargo, Ferlaino se asustó. No quiso pagar el costo político de dejar ir al ídolo de la ciudad y tuvo que "recular en chancletas". A su vez, debía lidiar con el reclamo, el mal humor y los reproches de Maradona. Ese verano de 1989, el caso fue el culebrón del momento. Todos los días se especulaba con la venta, con la llegada a Nápoles, con la reunión con Ferlaíno, con las declaraciones. Finalmente, después de mucho insistir, el capitán se quedó. ¿Qué hubiese pasado si se iba? Nadie lo sabe. Lo que sí sucedió, fue que el equipo francés terminó contratando al uruguayo Enzo Francescoli y ganó la liga. Maradona se quedó en Napoli... y ganó la liga.

El Puma

Comentarios

Entradas populares de este blog

LAS BONDADES DE TUCUMÁN

¡AVE CÉSAR!

DOS QUE QUIEREN VOLVER A SER