EL PITAZO FINAL


 

         Ahí se quedó inmóvil, con su mano cubriendo sus ojos y retrocediendo en el tiempo. Todos los recuerdos afloraron tras ese sonido. Su infancia en Ferro, su debut en la primera de su club, su primer gol que sirvió para silenciar a una Bombonera llena, su paso por la selección, los mundiales, los triunfos, las derrotas, las lesiones, las vueltas. Fede sabía que el momento había llegado, que venían nuevos desafíos, pero esta vez fuera de la cancha.

         El momento de disfrutar a su familia más tiempo, de viajar por placer y no para concentrar, de concretar nuevos proyectos, empezó al escuchar este pitazo final. Los homenajes, el sueño de dirigir a su amado Ferro y, años más tarde, presidir su segunda casa. Por más que planificó y preparó ese momento en el último año de su carrera, en ese momento en que quedó parado en la mitad de la cancha, en el mítico estadio Maracaná y a punto de levantar la Copa América con la selección. No podía irse de otra manera.

         Ahora vienen los festejos, el anuncio ante la prensa y el mundo del fútbol. Luego vendrá el encuentro con su familia, el asado con los amigos, las vacaciones y la vuelta de página. Estarán los tributos y que su nombre figure entre los más ilustres de Ferro junto a Carlos Timoteo Griguol y León Najnudel. Fede dio todo como jugador y ahora está listo para dar mucho más, tanto con su familia como con Ferro. El pitazo era, en realidad, el final de su primer tiempo.

El Puma

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