MELINA Y JOSÉ, CAPÍTULO 6


 

         Melina pasaba los últimos meses de su embarazo yendo de hacer las compras a la cama y mirando la televisión. Había engordado varios kilos, estaba bastante demacrada y no cuidaba de su apariencia. Parecía un ente. Esa mañana, debía bajar al supermercado. Tomó su changuito y se subió al ascensor. Cuando abrió la puerta de calle, dio unos pasos y sintió una puntada muy fuerte. Quiso avanzar, pero al dar un paso, tuvo una puntada mucho más fuerte. Una vecina que la estaba siguiendo, se acercó y la ayudó. Tomaron un taxi hasta el sanatorio. Estaba casi inconsciente. Al llegar, fue llevada inmediatamente al quirófano y después a una habitación.

         Cuando se despertó, veía todo borroso. Parpadeó durante unos segundos y, al lograr ver con más claridad, giró su cabeza hacia la derecha. Ahí le volvió el alma al cuerpo. Un bebé dormido le estaba haciendo compañía. Se levantó y quedó hipnotizada frente a su hijo recién nacido. Le volvieron las fuerzas y la energía. Volvió a sonreír después de nueve meses. Melina había resucitado.

Continuará...

El Puma

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