MELINA Y JOSÉ, CAPÍTULO 2
“Bueno
chicos, terminamos por hoy. Dejen las pelotas al costado y vayan a ducharse.
Nos vemos mañana”, ordenó. Contento por la práctica, José acomodó todo y se
aprestaba a salir del gimnasio. Conversó unos minutos con su asistente para
organizar los siguientes entrenamientos. Estaba charlando animadamente cuando
detuvo su mirada hacia la puerta. Se acercó allí, donde había una mujer rubia,
de ojos claros que había acaparado la atención de todos los presentes. Ambos se
fundieron en un abrazo.
“¿Qué hacés acá? Comenzó él.
-
Acabo de llegar. Me enteré de que te
habías retirado y supuse que te iba a encontrar acá.
-
Sí, decidí volver a mi casa después de
tantos años de pulular por distintos clubes.
-
¡Qué bueno!
-
Y vos, ¿por dónde andabas?
-
Dando vueltas como bola sin manija por
el mundo. Pero finalmente decidí volver a mis raíces.
-
¿Andás con tiempo?
-
Sí.
-
Esperame unos minutos y nos juntamos a
tomar un café en la confitería”.
Melina
se dirigió al lugar del encuentro, mientras José arregló rápidamente los
últimos detalles y llegó en pocos minutos. Pidieron para tomar y empezaron a
ponerse al día.
“Lo último que supe de vos fue cuando
te lesionaste en el Mundial. ¿Qué hiciste desde entonces?, arrancó él.
- Ahí se terminó mi carrera. Me rompí los ligamentos cruzados, la operación fue un fracaso y nunca más volví a jugar. Me volví a lastimar ahí y los del club no me dieron segunda oportunidad. Entrené a las inferiores hasta cumplir mi contrato”.
Continuará...
El Puma
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