CESKO ARGENTINSKY, CAPÍTULO 15 (FINAL)


 

          El equipo estaba saliendo a la cancha. La lluvia de papelitos, las bombas de estruendo y los cantos de bienvenida formaban el espectáculo que presentaba el estadio Monumental repleto en esa tarde soleada de domingo en Buenos Aires. El partido prometía, los hinchas estaban esperanzados desde las populares hasta los palcos. En uno de ellos, podía observarse a una familia sentada y con ansiedad por el desarrollo del encuentro. Él tenía sobre su falda a su hijo menor y ella estaba conversando con la mayor. “Cállense, que ya empieza, cortó él.

-         Pedro, no hay relato, sólo tenés que mirar.

-         Tenés razón, pero hablen bajo”.

          La vida había realizado un cambio de 180 grados para Pedro y Lenka. Una vez que se juntaron, iniciaron acciones legales contra el hospital y el falso doctor Vacek, hijo del auténtico quién, además de pagar una indemnización, fue encerrado en la cárcel. El hospital también pagó una millonaria reparación con tal de que el escándalo no trascienda. Con ese dinero y con la venta de los departamentos de Praga y Madrid, la pareja regresó al lugar de origen de su amor. Invirtieron en el campo y en poco tiempo, comenzaron a vivir de rentas. Tuvieron hijos ni bien se casaron. Ivan, el primer hijo de Lenka, se marchó a estudiar a Estados Unidos. Se instalaron primero en Palermo, en un departamento de tres ambientes, hasta que se mudaron a Pilar, a un barrio cerrado.

          El partido era intenso, pero tenía un solo dominador. La resistencia visitante duró poco y River se puso en ventaja. El grito de gol era ensordecedor y largo. Una vez finalizado, siguiendo el ritual que tenían desde la secundaria, Pedro y Lenka se dieron un largo beso.

El Puma

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