LA ERA DE LOS TORNEOS CORTOS: COMENZABAN A FLOREARSE LOS PIBES DE RIVER


     La política de River de bucear en sus divisiones inferiores comenzaba a rendir sus frutos a principios de los años 90. El brasileño Delem descubría los talentos para luego trabajar en conjunto con la primera división. El primer entrenador con esa sintonía fue Daniel Passarella, luego siguieron Américo Rubén Gallego y Ramón Díaz. En 1993, ya habían debutado varios chicos que, con el tiempo, se convertirían en estrellas: Ariel Ortega, Matías Almeida, Marcelo Gallardo, Hernán Crespo, además de otros que fueron importantes pero que luego no corrieron con la misma suerte, como Pablo Lavallén, Walter Silvani o Diego Cocca. Desde el último torneo que había obtenido el conjunto "millonario" había habido un cambio y una profunda limpieza del plantel. Passarella borró a Ángel David Comizzo, Cocca, Jorge Higuaín, José Tiburcio Serrizuela, Carlos Enrique y Jorge Gordillo. También se habían ido Ramón Díaz, Fabián Basualdo, José Miguel, Oscar Passet, Juan José Borrelli, Ruben Da Silva, además de otros chicos que tuvieron un par de partidos en primera, pero no cumplieron con las expectativas. El River que luego sería uno de los protagonistas de la década del 90 ya se estaba moldeando.

    Passarella comenzó ese torneo Apertura 1993, con la venta de Gustavo Zapata, quien venía de tener una gran actuación en la selección nacional, tras el primer partido del campeonato. Para las últimas cuatro fechas, perdió a quien era su goleador y figura de ese certamen, Ramón Ismael Medina Bello. Llegaron para reforzar al equipo, Sergio Goycochea, Fernando Gamboa, regresaron Sergio Berti y Enrique Ernesto Corti. Se cambió toda la defensa. Goycochea era el arquero titular, Hernán Díaz se consolidó como lateral por la derecha, Gamboa y Corti en la zaga central y Lavallén por la izquierda. En el mediocampo, Julio César Toresani, tras la ida de Zapata, se quedó con el puesto a fuerza de gran voluntarismo y garra. Leonardo Astrada recuperó el puesto y se consolidó como el volante central. José Albornoz, una apuesta de Passarella que no pudo afianzarse por culpa de varias lesiones, pudo mostrar algo de su talento en ese torneo, terminó siendo titular tras la partida de Medina Bello. Berti fue fundamental por el andarivel izquierdo. Adelante, Medina Bello primero y Ariel Ortega después (vale aclarar que el "Burrito" comenzó jugando como conductor hasta la partida del "Mencho" y luego su lugar lo ocupó Albornoz) le dieron la explosión que el equipo necesitaba. Finalmente, en ese torneo apareció como 9 y empezó a demostrar sus dotes de gran goleador, Hernán Crespo. 

    El equipo no lució el mismo nivel que en 1991, pero cimentó la base de los grandes futuros campeones posteriores a la era Passarella. Por momentos mostró gran nivel, como en el triunfo ante Lanús por 2 a 0 en el estadio Monumental, o la victoria en Liniers ante Vélez por 1 a 0. Passarella apostó a los chicos del club y dejó ese legado que fue muy bien aprovechado por sus sucesores. En esos años comenzaban a florearse y consolidarse los pibes de River. 

El Puma

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