JUGADORES QUE SE PUSIERON CAMISETAS OPUESTAS: CLAUDIO CANIGGIA


     Una de las grandes apariciones del fútbol argentino de los años 80 fue la de Claudio Caniggia. El oriundo de Henderson, provincia de Buenos Aires, realizó las divisiones inferiores en River Plate e hizo su debut en primera en el conjunto de Núñez. Comenzó a jugar con cierta continuidad en la temporada 1986/87, cuando el entonces equipo dirigido por Héctor Veira priorizó jugar y ganar la Copa Libertadores de América. Y no pasó desapercibido. Ese jovencito con el pelo largo y rubio encandiló a los hinchas "millonarios" ilusionándolos con sus electrizantes arranques por los costados, desde la mitad de la cancha. Su sorprendente velocidad desconcertaba a las defensas y solamente lo podían parar con infracciones. Ni bien River ganó la Copa Libertadores y la Intercontinental, se ganó su lugar en el equipo titular y junto a Antonio Alzamendi formaba la dupla ofensiva. Su temporada consagratoria en Núñez fue la siguiente, de la mano de Carlos Griguol en la dirección técnica. Formó un tridente ofensivo contundente sumando a Jorge "Polilla" Da Silva al binomio anterior. Todos los domingos, los arranques desde la mitad de la cancha eran más y más frecuentes, generando innumerables situaciones de gol, siendo que el "Pájaro" no era un goleador. Su tanto más recordado fue el que le hizo a José Luis Chilavert en la cancha de Huracán ante San Lorenzo de Almagro. Era evidente que no iba a durar mucho más en el fútbol argentino y, de hecho, al final de esa temporada apareció Hellas Verona que se lo llevó. 

 

    En Italia, aprendió a frenar, a hacer la pausa y a definir, lo que lo convirtió en un jugador mucho más completo. Solo estuvo un año en Verona para luego mudarse a Bergamo y lucir los colores de Atalanta. Allí vivió su mejor momento en el fútbol europeo. Luego de tres años, con muy buenas actuaciones en su equipo y en la selección argentina, equipos más grandes comenzaron a fijarse en él. Juventus parecía picar en punta, pero finalmente Caniggia se mudó a Roma para jugar en el equipo homónimo. Allí comenzó a tener altibajos. No lograba consolidarse en su equipo y, para colmo de males, fue suspendido por 15 meses por doping positivo. Ganó la Copa América, en 1991, con la selección argentina con una gran actuación en la primera fase y apenas discreta en la zona final. Al regresar de la suspensión, jugó el Mundial de 1994 y fue cedido a préstamo a Benfica. Todos imaginaban una actuación sobresaliente en Portugal, pero no fue así. Al año siguiente, tras pasar todos los años declarando que no jugaría en ningún equipo argentino que no sea River, el "Pájaro" recaló nada más y nada menos que en... Boca Juniors. 



    Esa "traición" jamás fue perdonada por los hinchas de River. Al llegar al equipo de la Ribera, declaró que siempre fue hincha. Sus primeros seis meses fueron olvidables a más no poder, tanto es así que fue declarado como el peor jugador del torneo. Sin embargo, con la llegada de Carlos Bilardo y la consolidación en el equipo de Diego Armando Maradona, el rendimiento de Caniggia volvió a ser como el que todos conocían y hacía ilusionar a los hinchas "xeneizes". Su actuación más recordada fue aquel superclásico en el que convirtió 3 goles en la victoria por 4 a 1. Cuando mejor estaba jugando y hasta logró regresar a la selección argentina, Caniggia pensó que volverían a buscarlo de Europa y se fue de Boca suponiendo eso último. Ninguna oferta llegó y pasó un año entero sin jugar. Y como el que se va sin que lo echen vuelve sin que lo llamen, regresó al club de la Ribera. Y sucedió lo mismo que la primera vez: tuvo un primer semestre olvidable y un segundo excelente. Sin embargo, esa vez no le alcanzó para que Daniel Passarella lo llevara con la selección al Mundial de 1998. 

    Ese mismo año, volvió a marcharse de Boca. Después de unos meses sin jugar, Atalanta lo volvió a incorporar entre sus filas, pero esta vez en la Serie B. Luego se mudó a Escocia, en Dundee United primero y en Glasgow Rangers después, para finalmente terminar su carrera en Qatar. 

    Un párrafo aparte merece su actuación en la selección argentina. Con varias actuaciones destacadas, como los goles a Brasil y a Italia en el Mundial de 1990, además de la primera fase de la Copa América de 1991 en la que se luce y cierra con un golazo a Paraguay en la goleada por 4 a 1. También es recordado por los dos goles a Nigeria en la Copa del Mundo de 1994, para dar vuelta un marcador adverso. Todo eso hizo olvidar que con una mano infantil e innecesaria se hizo amonestar en la semifinal de 1990, siendo suspendido y perdiéndose el partido decisivo. O su ridícula expulsión en 2002, ante Suecia, estando en el banco de suplentes, en aquel partido en el que el equipo albiceleste terminó despidiéndose en la primera fase. Y dentro de su rendimiento opaco en la fase final de la Copa América de 1991, se hizo expulsar contra Brasil por pegarle un manotazo en el estómago a un rival luego de sufrir una infracción. Pero lo bueno que hizo, figura dentro de las páginas épicas en los partidos de la selección. 

    Hoy en día, si bien se sigue declarando hincha de Boca e intenta ser identificado con esa camiseta, también rememora su etapa en River, de la que dice haber aprendido mucho. Odiado por los "millonarios" y respetado por los "xeneizes" a Claudio Paul Caniggia se lo identifica mucho más con la camiseta de la selección argentina.

El Puma

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